La mujer que la noche del pasado viernes fue víctima de malos tratos tenía vigilancia policial debido a la situación de riesgo en la que se encontraba. Según ha podido saber este diario, ese control existía el mismo día en que se produjo la agresión por parte del presunto autor de los hechos, del que todas las fuentes consultadas no aciertan a precisar si había sido o seguía siendo su pareja.

La urbanización en la que se sitúa el domicilio de la víctima, en las inmediaciones del Hospital Quirón, tiene tres puertas de entrada, además de dos accesos de cochera. El coche de la Policía Nacional, perfectamente identificado como tal, se encontraba en una de las calles, por lo que el individuo pudo situarse en el interior del edificio sin problema por el acceso que no tenían controlado visualmente los agentes.

Son muchos los vecinos que confirman la presencia de los policías en el lugar, algo que les sorprendió en un primer momento dada la tranquilidad de la calle en la que se ubica la urbanización. Ahora, una vez conocida la situación de la mujer, se lo explican. Los hechos sucedieron sobre las 22.30 horas del pasado viernes, cuando el 112 recibió varias llamadas alertando de una fuerte pelea en un segundo piso de uno de los tres bloques que componen el complejo. Cuando los agentes de la Policía Nacional y Local se personaron en el lugar, el presunto agresor había huido, sin bien lograron detenerlo poco tiempo después. El hombre fue puesto a disposición judicial del juzgado de instrucción número cinco de Córdoba, que es el que se encontraba de guardia el fin de semana. La autoridad competente decretó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza. La causa ha sido remitida al Juzgado de Violencia sobre la Mujer.

Nada ha trascendido del estado de la víctima, si bien algunos testigos apuntan que la vieron salir en la camilla de la ambulancia con daños en el rostro. También son diversas las fuentes que afirman que el hombre sufrió una herida provocada por un objeto punzante usado por una tercera persona que acompañaba a la mujer en el momento de la agresión. Al parecer, lo habría utilizado para frenar el maltrato.

La víctima vivía en el domicilio desde hacía poco tiempo, por lo que muchos vecinos aseguraron no tener detalles de la pareja. Sí comentaron que la mujer, que no llega a los 30 años, tiene un niño de corta edad.