«Visitas de Madrid al cielo». Bajo ese nombre, los técnicos de la Agencia Española de Protección de Datos, ubicada en el barrio de Salamanca, en Madrid, han logrado desentrañar cómo obtiene y procesa Facebook la información más sensible de sus usuarios, según revela la resolución de 93 páginas para justificar las sanciones a la multinacional.

Con un ordenador camuflado para que no pudiera ser vinculado a la agencia, los técnicos de la AEPD crearon un perfil personal y una página de una empresa ficticia e intentaron contratar publicidad para ella. Y a partir de ahí, compararon los datos de segmentación que ofrecía la contratación de anuncios con la información que voluntariamente les pedía Facebook como usuario particular. Y descubrieron lo que puede comprobar cualquier usuario avanzado: que las opciones de segmentación son mayores de lo que ofrece rellenar en el perfil.

Los técnicos de la AEPD denuncian situaciones como que Facebook permite seleccionar públicos objetivos y registrar usuarios «a partir de los 13 años» sin consentimiento paterno y cuando la red solo admite teóricamente usuarios a partir de los 14; según su situación sentimental o personal (incluidos si hay «compañeros de piso»), según su número de hijos y edad o sus intereses, entre los que se incluye la filiación política, un dato que la legislación considera «sensible» y que exige un consentimiento especial.

Los intereses particulares

Aquí, según la auditoria, se puede indicar que se es «fascista», simpatizante de la «Falange Española» e incluso de la «supremacía blanca». O se puede definir que tienes interés en «obesidad», «diabetes melitus», «sida» o si has seguido un tratamiento para combatir el VIH. Y en el caso de EEUU, afinar según la religión o la minoría étnica.

Para ello, se supone que la red social utiliza las opciones de clasificación que ofrece a sus usuarios en su perfil, tal como asegura la empresa en sus alegaciones. Sin embargo, los técnicos de la agencia comprobaron que podía quedar asociada a un perfil una orientación sexual concreta sin que el usuario pudiera evitarlo. En este caso probaron qué ocurría si se navegaba por páginas gais sin especificar que se era homosexual y descubrieron que la red social clasificaba a ese usuario en aquel patrón de forma automática.

Es más, aunque el internauta marcara en las preferencia de anuncios la opción de que no quería recibir publicidad relacionada con su navegación en otras páginas de internet, Facebook le ignoraba porque la opción se volvía a activar cuando se refrescaba la página, según la auditoría de la agencia. Y tampoco esperaba la compañía a que se completara el registro de usuario para lanzar el primer anuncio.

Y es que Facebook no solo permite segmentar anuncios para aficionados al zumba, al yoga, a los tatuajes o a los perfumes, a un tipo de comida, a alguien que haya comprado joyería o gafas de sol, que tenga amigos que se hayan casado recientemente, que sea su cumpleaños en breve, que «estén lejos de su familia» o que hayan viajado a un lago. Además, da cifras. Por ejemplo, según Facebook, 22.737.268 de sus usuarios han vuelto de viaje durante la última semana. U otros 34.799.309 se han hecho la manicura o están interesados en hacérsela. Y todo esto no se borra de forma automática e inmediata si el usuario se da de baja. Facebook guarda la información, dicen, durante al menos dos años por «seguridad», alega.