El guardia urbano Pedro R., cuyo cadáver fue encontró calcinado en el maletero de un coche cerca del pantano de Foix el pasado 4 de mayo, falleció estrangulado y no por golpes de una hacha, tal y como sostuvo en su declaración su novia y también policía municipal, Rosa Peral, encarcelada por el asesinato. Así lo desvela la autopsiapracticada el pasado 15 de mayo por dos médicos forenses e incluida en el sumario al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. Por este crimen no solo permanece en prisión Rosa Peral, sino también su compañero Alberto López. De las diligencias judiciales y de la investigación de los Mossos d’Esquadra se desprende que el posible móvil es puramente sentimental: un trío amoroso. Y es que, según las pesquisas, Rosa había mantenido una relación con Pedro y Alberto cuando todavía estaba casada con una tercera persona. Los dos eran asiduos visitantes de la vivienda de la agente

El cuerpo de Pedro se encontró en el maletero de un coche estacionado en un camino de tierra cercano al pantano de Foix. En una zona boscosa. El vehículo, un Volksvwagen Golf, estaba totalmente calcinado. En el interior del maletero y mezclado con diferentes objetos quemados y ceniza, se localizaron los restos óseos de una persona. Los cinco tornillos metálicos que el cuerpo presentaba en la espalda permitió desvelar que la identidad del fallecido era Pedro L., que hacía un tiempo había sido operado de la columna vertebral.

LAS AMPUTACIONES

Los forenses determinaron en la autopsia que el efecto de las elevadas temperaturas que se dieron en el vehículo (se sospecha se utilizó un acelerante para prenderle fuego) fueron responsables de las amputaciones de las extremidades sufridas por el agente, así como las fracturas existentes en el cráneo y la ausencia de la mayoría de la estructura osea. A pesar del deterioro del cuerpo, los facultativos descubrieron una fractura compatible con una “comprensión sobre el cuello”.

A pesar de que la autopsia detalla que Pedro R. falleció con casi con toda probabilidad por estrangulamiento, en la vivienda de Rosa, en una urbanización de Vilanova i la Geltrú, los mossos hallaron manchas de sangre por toda la casa, sobre todo en el suelo. Y no solo en el interior del chalet, sino también fuera, en concreto en el jardín. También encontraron una machas de sangre en dos zapatillas deportivas y en toallas que estaban en el cesto de la roba sucia. Hasta en una gorra de lana se localizó trazos de sangre. En casa del otro encarcelado, Alberto, había manchas de sangre en una toalla, unas botas y en el lavabo.

La localización de los teléfonos móviles de los dos encarcelados y el de la víctima han sido claves para aclarar que pudo pasar en la noche del 2 de mayo pasado, fecha en que Pedro fue asesinado. Y es que en un momento determinado los tres aparatos estaban en el mismo lugar. Los Mossos detallan: “Durante la noche del 2 de mayo del 2017, a partir de las 21 horas, Rosa y Albert cogieron el cadáver de Pedro, lo habrían depositado en el interior del vehículo (…) y con otro vehículo habrían ido a quemar el coche la pista forestal donde se encontró”. Previamente, se acercaron al domicilio del exmarido de Rosa para simular que Pedro fue a buscarlos. La jueza de Vilanova i la Geltrú que instruye el proceso señala que fue esa misma noche se quemó el coche donde apareció el cadáver.

Lo que pretendían los encarcelados, según los investigadores, esimplicar al exmarido de Rosa en la desaparición y el asesinato de Pedro, pues los dos estaban peleados. Y es la misma Rosa quien apunta al principio hacia su exmarido como el motivo de la discusión por la que su novio se había ido de casa y no sabía nada de él. Los mossos no han encontrado ningún indicio que la expareja.

CELOS ENFERMIZOS

Los Mossos relata en uno de sus informes que de la declaración de Albert se deprende que Rosa, con la que había mantenido antes relaciones sentimentales, estaba “mal” con el que era su novio, Pedro, la víctima, ya que este era “muy celoso y le controlaba las comunicaciones y sus contactos de teléfono”. Incluso, le prohibía hablar con determinados compañeros de trabajo. Según el guardia encarcelado, en alguna discusión que había mantenido la mujer con Pedro, este le tiró al suelo y la cogió por el cuello.

Un dato relevante, al menos para la jueza que instruye el proceso, es que después del asesinato, Albert siguió yendo a casa de Rosa a cenar y que días después ambos acudieron a una comida con compañeros de trabajo, de la que existen fotografías, donde los dos investigados se muestran sonrientes y relajados. En el sumario aparecen mensajes de móvil y correos electrónicos. En uno de ellos, Alberte le dice a Rosa:“Eres una puta. No sabes lo que me están haciendo pasar. Te odio con todo mi corazón. Yo te amaba confié en ti y este ha sido el pago, ver tu cara con ese cerdo en tu casa no se me olvidará en mi vida (…) no me avergüenzo de ser un cornudo porque valgo más que vosotros”.

"TODO POR SER BUENA"

Las respuestas facilitadas por las compañías telefónicas sobre la ubicación de los móviles, las llamadas y los mensajes enviados entre Rosa Peral y Albert López son aportaciones clave para las pruebas judiciales.

En los whatsapp intercambiados entre los detenidos queda patente la confianza y el grado de complicidad que había, antes de contradecirse en sus declaraciones, entre los acusados. En una conversación, Peral le responde que no es una niña, pero que se está derrumbando. “Esto parece una pesadilla. Y todo por ser buena. He llamado y me van a dar un abogado de oficio. Qué rollo estar investigada. Tengo ganas de soltarlo todo. Llámame cuando puedas, porfa”, le pide ella a él.