Recordando el titular del filme Los últimos de Filipinas , tres cordobeses nos reunimos para hablar de nuestra estancia militar, que coincidió con un momento histórico para el ejército español. A finales de la década 1950 y principios de los 60, en la base aérea de Sania Ramel, nos reunió el Servicio Militar a Rafael Rodríguez Díez, Miguel Torronteras Paz y al que escribe. Tres cordobeses de la capital, así como a Floreal Rodríguez Roldán y Emilio Moreno Luque, de Hornachuelos y Luque, respectivamente, sin olvidarnos del maestro de la banda de cornetas, Vicente Medina, que nos llamaba al servicio con el toque de diana. Tetuán, desde 1955, no era ya protectorado español. Los cuerpos de las diferentes armas ubicadas fueron trasladándose a regiones españolas.

El destino de Rafael fue Córdoba, licenciado; a Miguel lo trasladaron a Valencia y yo fui a la base aérea de Villanubla (Valladolid). Del calor africano, al intenso frío de Castilla y León. El maestro de batuta Vicente Medina Poveda fue a su tierra, Manises, en Valencia.

Recientemente, en la taberna El Pisto, 54 años después, recordamos aquellos tiempos en los que nos tocó ser los últimos de Tetuán. La terna nos ha traído anécdotas de aquellas fechas de juventud que se fueron y que nunca volverán. Sí permanecerá el recuerdo y la buena armonía de la que seguimos disfrutando aunque, sea de tarde en tarde, con Africa en la memoria.