Uber ha reconocido el robo de datos personales de 57 millones de clientes y conductores por parte de 'hackers', un fallo de seguridad que la compañía ha mantenido en secreto durante más de un año, ya que ocurrió en octubre del 2016. Esta semana, la empresa de la plataforma de transporte en vehículo privado ha destituido a Joe Sullivan, jefe de seguridad, y a uno de sus ayudantes por ocultar este suceso.

Los datos personales a los que han tenido acceso los piratas informáticos incluyen nombres, direcciones de correo y números de teléfono de 50 millones de usuarios de Uber de todo el mundo, según ha informado la compañía. También accedieron a la información de casi siete millones de conductores, incluidos licencias de conducir, números de la Seguridad Social y tarjetas de crédito.

En el momento del ciberataque, Uber estaba negociando con los reguladores de EEUU la investigación de diferentes denuncias por violación de privacidad. Uber afirma ahora que tiene la obligación legal de informar a los reguladores y a los conductores afectados.

Pago de 85.000 euros

La compañía pagó 100.000 dólares a los 'hackers' (unos 85.000 euros) para borrar los datos y ocultar la brecha de seguridad. Uber considera que la información obtenida nunca fue usada y se niega a revelar la identidad de los atacantes.

"Nada de esto debería haber sucedido, y no voy a poner excusas para ello", ha dicho Dara Khosrowshahi, quien asumió el cargo de directora ejecutiva en septiembre, en un comunicado enviado por correo electrónico. "Estamos cambiando la forma en que hacemos negocios".