Twitter ha empezado hoy a aplicar las políticas restrictivas de las cuentas y mensajes que difunden contenidos de odio que anunció el pasado 17 de noviembre, incluyendo la suspensión de las cuentas de políticos xenófobos británicos. "Hoy comenzamos a aplicar esas medidas en todo Twitter. Dentro de nuestros esfuerzos para ser más agresivos en este asunto, puede que cometamos algunos errores y estamos trabajando para diseñar un sólido proceso de apelación", ha explicado la red en un comunicado.

La actualización de las reglas de la plataforma amplía sus apartados específicos sobre violencia e incitación al odio a través de sus publicaciones, y da un paso más allá de la supresión de la verificación (la señal azul que califica de confiable una cuenta) de aquellos perfiles que difundan un discurso intolerante, iniciada hace un mes. Así, las nuevas reglas de uso de la red social especifican que sus usuarios no pueden hacer "amenazas de violencia específicas" ni expresar el deseo de que una persona o un grupo de personas "sufran daños físicos, enfermedades o la muerte", entre lo que se incluye "amenazar con actos de terrorismo o promover el terrorismo". Twitter tampoco va a consentir la presencia entre sus usuarios de personas afiliadas a organizaciones que "usen o fomenten la violencia contra civiles para beneficiar sus causas", tanto dentro o fuera de la plataforma.

Símbolos restringidos

De igual forma, la red social tampoco permite desde este lunes el empleo de imágenes o símbolos "de incitación al odio" tanto en la fotografía como en el encabezado del perfil, como las esvásticas (pero en cambio mantiene la tolerancia con la bandera confederada). En otros contextos, podrán aparecer pero con un mensaje de alerta previo, aunque las normas podrían variar en función de las legislaciones nacionales, como por ejemplo la alemana, especialmente alerta ante los mensajes y la imaginería nazi. Además, tampoco se podrá usar el nombre de usuario, nombre visible o biografía para "participar en comportamientos abusivos" como realizar acosos dirigidos o expresar odio contra una persona, un grupo o una categoría protegida.

Una de las primeras consecuencias ha sido la suspensión de un número indeterminado de cuentas, como la de Jayda Fransen, una conocida portavoz del movimiento xenófobo Britain First cuyos vídeos críticos con el Islam han sido retuiteados a menudo por el presidente de EEUU, Donald Trump, así como la del líder del grupo, Paul Golding.