La llegada de septiembre, retomar todos los hábitos e incorporarnos de nuevo al trabajo acaba teniendo una influencia directa sobre nuestro rendimiento. La productividad desciende a la vez que lo hace el estado de ánimo y las temperaturas. Además, el estrés de la incorporación bloquea los intentos que tenemos de normalizar nuestro día a día.

Por eso, si comenzamos a aplicar varias técnicas durante estas primeras semanas, lograremos que la productividad aumente y con ello nuestro estado de ánimo. Además, estas técnicas, independientemente de la época del año en la que nos encontremos, tendrán siempre un efecto positivo sobre nuestro rendimiento.

TÉCNICAS DE PRODUCTIVIDAD

El rendimiento se basa en los pequeños hábitos que giran en torno a nuestro trabajo: organización, clima laboral, días de descanso o proximidad de las vacaciones. Volver de después del descanso repercute siempre sobre nuestra productividad ya que altera la manera de percibir y desarrollarnos en nuestro puesto de trabajo.

A través de la introducción puntual de nuevas formas de trabajar, conseguiremos paliar la baja productividad y aumentar notablemente el rendimiento. Con estas tres técnicas, incluso aplicando solo una de ellas, podremos trabajar de una forma más organizada y conseguir mejores resultados.

1. No rompas la cadena

Esta técnica, ideada por Jerry Seinfeld, el famoso actor, consiste en tener siempre visible en nuestro lugar de trabajo un calendario grande donde marcaremos cada día una serie de metas. Esta técnica suele utilizarse con un único objetivo, como realizar una actividad física. Pero en el mundo laboral es aplicable si tenemos en cuenta que la meta general será cumplir todas las tareas que tengamos para ese día, siempre de forma realista.

Para ello, cada día que logres el objetivo, debes marcar una X que ocupe todo ese día del calendario. Así se debe hacer con todos los demás días. De estado forma, cada X irá unida a la siguiente formando una cadena. Los días donde no se cumpla el objetivo no serán marcados, y, por tanto, romperán la cadena.

2. Parcela tu tiempo

La productividad en cada tarea depende de su tipo, complejidad y hora del día. Por eso, debes adaptarte a cada tarea y asignarle un horario fijo. Lo ideal es realizar todas aquellas tareas largas y complejas antes de las 12 del mediodía, donde te tomarás un descanso. Antes de la hora de comer irán las tareas más destinadas a labores comerciales o sociales. Es un tiempo destinado al seguimiento de clientes o las llamadas de trabajo. Y, por último, después de comer irían aquellas tareas sencillas, rutinarias y mecánicas para las que no es necesaria una alta concentración.

3. Necesito, debo, quiero

Jay Shirley es experto en la creación de hábitos y, además, fue quien ideó esta técnica. Para llevarla a cabo debes cada mañana hacer una lista de tareas divididas en tres columnas: necesito (alta prioridad), debo (aquello que obedece a motivos a largo plazo) y quiero (algo que despierte tu interés). Lo ideal es ir haciendo una tarea de cada columna cada vez, de forma alterna. Y es imprescindible evaluar al día siguiente la mejora en nuestro rendimiento y el impacto obtenido con ello.

Tener un método de organización puede ayudarnos en septiembre tras la vuelta a la rutina. No solo porque genera una mayor producción sino también porque aumenta el compromiso con nuestro trabajo y, al introducir una novedad, despierta el interés por las tareas a realizar. Por eso, poner en práctica estas tres técnicas te ayudará a hacer más llevadero el otoño antes de las vacaciones de Navidad.