La Guardia Civil ha detenido al hijo y nieto de los tres asesinados en Tenerife después de haberlo interrogado durante toda la mañana. Tras la detención, el detenido ha confesado.

El presunto asesino llamó por teléfono a la policía a las cinco y diez de la madrugada. Dijo que había entrado en la casa de sus padres y su abuelo materno en la localidad tinerfeña de Arona, porque desde la calle escuchó quejarse y gemir al anciano. Una vez dentro, Ricardo Ortega, de 23 años, aseguró que se encontró con un ladrón que huyó por la terraza.

A su llegada al domicilio familiar, en el barrio de Guaza, los agentes de la Guardia Civil encontraron primero el cadáver del abuelo, un empresario del sector platanero que había regresado a Canarias tras pasar años en Venezuela, tumbado en la cama de su dormitorio, con heridas de arma blanca. En la habitación del matrimonio estaban los padres. La mujer, tendida a los pies de la cama, tenía heridas mortales en el cuello, también producidas por un arma blanca. El padre, Antonio Ortega Rodríguez, también estaba muerto.

Los agentes comprobaron que Ricardo, el joven que había alertado, tenía manchas de sangre en su ropa y algunas heridas provocadas por cortes. El hijo y nieto de las víctimas declaró en un primer momento que se las había hecho el supuesto ladrón cuando trató de detenerlo y ambos forcejearon. Después no pudo resistir la presión y acabó confesando.

El anciano, de unos 80 años, era un empresario del sector del plátano originario de La Palma que había regresado a Canarias tras emigrar a Venezuela, según ha informado el subdelegado del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife, Guillermo Díaz.