La ciudad colombiana de Mocoa era ayer una zona de desastre, donde decenas de socorristas buscaban entre una espesa capa de lodo a supervivientes, heridos y cadáveres dejados por la avalancha que asoló en la madrugada del sábado la capital del departamento selvático de Putumayo. El río Mocoa y sus afluentes Sangoyaco y Mulatos formaron riadas de agua, lodo, piedras y árboles que arrasaron 17 barrios de esta ciudad de unos 45.000 habitantes situada en el sur de Colombia, en la zona de frontera con Ecuador. Al menos 254 muertos, entre ellos 43 menores de edad, y 203 heridos dejaba la tragedia, según las cifras revisadas y divulgadas la noche del domingo por el presidente del país, Juan Manuel Santos, que viajó por segundo día consecutivo a Mocoa para dirigir las tareas de atención de las víctimas.

La cifra de heridos se mantiene en 203, según Santos, quien aseguró que no tienen «ninguna persona oficialmente declarada como desaparecida» pese a que por la zona de la tragedia deambulan numerosas personas buscando a familiares y amigos de quienes no saben nada desde la noche del viernes.

La tragedia de la ciudad colombiana de Mocoa podría repetirse en 385 municipios situados en las riberas de ríos o cauces menores, alertó ayer un informe.

«De 2.440 cabeceras urbanas en Colombia, 385 de ellas están ubicadas en las riberas de los ríos o cauces menores, muchos de ellos dentro de los lechos mayores del río», advirtió la Universidad Nacional (estatal).

Los municipios en esa situación, precisó el estudio, están expuestos «a frecuentes avenidas torrenciales en las zonas de montaña producidas por lluvias de alta intensidad y duración, que causan deslizamientos de tierra y obstrucciones o represamientos temporales».

Según Germán Vargas Cuervo, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Colombia, Mocoa -capital del selvático departamento del Putumayo (sur del país)- «se ubica de forma inadecuada sobre el corredor natural del río Mocoa y la confluencia de los ríos torrenciales de montaña».