El meteorólogo Mario Picazo estima que para llegar a los niveles de agua embalsada del año pasado antes de verano debería volver a nevar "de manera similar" durante lo que queda de invierno y en la primera parte de la primavera que lo que se ha visto en este arranque de año.

Según ha señalado el meteorólogo de eltiempo.es, las nevadas caídas en este 2018 en su conjunto ayudarán a que los embalses se vayan llenando pero no será inmediato. Así, señala que dependiendo de las temperaturas y cuando suban el deshielo podrá ser más o menos rápido, pero lógicamente toda la nieve caída acabará sumando al global de agua embalsada y eso es positivo.

Además, expone que a medida que se entre en la primavera, las cotas de nieve empezarán a ser más altas y el volumen de nieve acumulado menor que ahora con las bajas temperaturas del invierno. En la actualidad, los embalses están al 41% de su capacidad y el año pasado en estas mismas fechas la reserva hidráulica está al 54%, aunque lo normal en estas fechas es que los embalses se sitúen en torno al 64%.

Ante esta situación, ha destacado que las nevadas caídas estos días, ayudarán a que los embalses se vayan llenando pero "no será inmediato" y añade que dependerá de cuánto suban las temperaturas y lo rápido que sea el deshielo, pero "lógicamente" toda la nieve caída acabará sumando al global de agua embalsada y eso es positivo.

Posibles inundaciones

Picazo ha añadido que es más beneficioso para el campo y el aprovechamiento del agua que el deshielo sea más lento porque con el intenso deshielo y la rápida crecida de ríos suelen producirse inundaciones.

Respecto al riesgo de aludes, ha indicado que aumentará si se siguen registrando nevadas copiosas como las de estos días atrás en zonas de alta montaña, seguidas de intenso ascenso térmico y ha añadido que este tipo de aludes de fusión son más frecuentes en primavera aunque pueden darse ocasionalmente en invierno.

Picazo ha recordado que febrero es uno de los meses más fríos del año y en marzo podrían producirse incursiones de aire frío y en abril empezarán a ser menos frecuentes y ha apuntado que los meses de marzo, abril y mayo podrían ser más calurosos de lo normal. De este modo, ha advertido que esas anomalías térmicas siempre tienen un tremendo impacto sobre la flora y la fauna.

De cara a los últimos días de febrero, de momento, los modelos de predicción "no anticipan grandes sorpresas" en cuanto a temperaturas, ya que no se esperan olas de frío extremas. Si bien, se mantendrán las heladas en zonas del interior y alta montaña y las precipitaciones estarán por debajo de lo habitual, por lo que el problema de la sequía "se puede acentuar".