Una vecina del pequeño pueblo de Rañadoiro, en el concejo asturiano de Tineo, ha pintado a lo Ecce Homo tres tallas de madera de los siglos XV y XVI que se encuentran en la ermita del lugar.

Se trata de tres figuras, una de la Virgen con el Niño y Santa Ana, otra de San Pedro, y otra de la Virgen con el Niño Jesús, éstas dos últimas policromadas, según han adelantado medios locales.

Las tres tallas de madera, anteriormente de lo más sobrias, se encuentran ahora pintadas con vivos colores, desde el verde lechuga al fucsia o el azul añil.

Preguntadas por la polémica restauración, fuentes del Arzobispado de Oviedo consultadas por Efe se han remitido al párroco de la ermita, que estos días se encuentra en el Santuario de Covadonga, en el otro extremo de Asturias, para la celebración de la novena de la Santina.

La restauración se ha llevado a cabo con «una pintura moderna, de las que se utilizan para pintar casas o muebles», estropeando así el enorme valor histórico y artístico de las tallas. Según el restaurador Luis Suárez Saro «no hay por dónde cogerlo. Es paupérrimo». «Ni la técnica ni los colores tienen nada que ver con los originales», ha explicado el experto que realizó la última restauración oficial de las tallas hace cerca de 15 años.

Por su parte, el consejero de Educación del Principado de Asturias, Genaro Alonso, ha dado órdenes a Patrimonio para que abra dos expedientes -uno informativo y, si procede, otro sancionador- por la restauración de las tres tallas. Alonso mostró su «preocupación clara» por esta «venganza, más que restauración», dijo, y trasladó a la directora general de Patrimonio, Otilia Requejo, la orden de apertura de un expediente informativo de averiguación de la causa de este «desaguisado».

La autora de la restauración, que regenta un estanco en un pueblo cercano, había declarado que hizo el trabajo autorizada por el párroco, pero ayer, Fabián Fernández, encargado de la custodia del templo, insistió en que «en esto el cura no tiene nada que ver».

Visiblemente enfadado por las críticas, defendió el esfuerzo de la mujer por «dignificar» unas imágenes que, en su opinión, necesitaban recuperar el brillo que perdieron por el paso del tiempo.

Una de las más célebres restaruraciones fue la ejecutada por una octogenaria llamada Celia en un fresco de un Ecce Homo en Borja (Zaragoza), en 2012.

Posteriormente se han producido otras polémicas restauraciones como la de una imagen en la parroquia de San Sebastián de Reinosa (Cantabria) o la de una talla de San Jorge del siglo XVI, en la iglesia de San Miguel de Estella (Navarra).