El Gobierno británico propone prohibir la venta a los menores de 18 años de bebidas con alto contenido en cafeína, las conocidas como bebidas energéticas, según ha anunciado este jueves la primera ministra, Theresa May, en un comunicado.

Londres se ampara en razones de salud pública después de que los altos niveles de azúcar y cafeína de este tipo de bebidas se hayan relacionado con la obesidad y otros problemas sanitarios de los menores, como caries, dolores de cabeza, problemas para dormir, dolores de estómago e hiperactividad.

"Con miles de jóvenes consumiendo regularmente bebidas energéticas, a menudo porque se venden a precios más baratos que los refrescos, vamos a estudiar la prohibición de la venta de bebidas energéticas a los niños", ha manifestado May, al tiempo que ha alertado de que la obesidad infantil "es uno de los mayores desafíos de salud" a los que se enfrenta el Reino Unido.

Elevado consumo

Según el Ejecutivo de Downing Street, los adolescentes británicos consumen alrededor de un 50% más de bebidas energéticas que sus coetáneos en el resto de Europa.

El Gobierno ha puesto en marcha una consulta pública para buscar puntos de vista sobre el tema, incluyendo a qué edad debería aplicarse la prohibición, si a los menores de 16 o de 18 años. No obstante, esta medida solo se aplicaría en Inglaterra, puesto que Escocia, Gales e Irlanda del Norte tienen competencia en este campo para aplicar sus propias políticas.

En un principio, la prohibición se aplicaría a las bebidas que contienen 150 miligramos de cafeína o más por litro.

Algunos comercios ya prohíben la venta de bebidas energéticas a niños menores de 16 años, pero estas pueden ser adquiridas fácilmente en grandes superficies o máquinas expendedoras. En abril de este año, entró en vigor un impuesto sobre el azúcar por refrescos en todo el Reino Unido.