Ayer se supo que el primer caso de ébola detectado en Estados Unidos corresponde al liberiano Thomas Eric Duncan, quien informó en su primera visita a urgencias en el hospital (el día 26, seis después de aterrizar en EEUU y dos después de empezar a presentar síntomas) que provenía de Liberia. La enfermera, que cumplió las directrices establecidas en agosto por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades, falló sin embargo cuando "no informó completamente" al equipo médico de la respuesta de Duncan.

Sin esa información sobre su origen, al liberiano se le diagnosticó una infección viral corriente y se le dieron antibióticos y, sin realizarle pruebas del ébola, se le dejó ir a la casa de la hermana que había ido a visitar. En los dos días siguientes, Duncan se puso tan grave como para tener que ser trasladado el 28 al hospital en una ambulancia (los tres paramédicos están en observación). Y el lapso sin duda multiplicó los riesgos de propagación de la enfermedad.

Durante el fin de semana cinco menores, amigos de su sobrino, estuvieron en contacto con Duncan. Los niños son parte del grupo de entre 12 y 18 personas que están en sus casas bajo observación.