Navegar anónimamente en internet es un derecho, así como no figurar eternamente en los motores de búsqueda. El usuario debe tener la posibilidad de conocer su perfil y modificarlo. Ni los tribunales ni las administraciones pueden adoptar medidas sobre las personas que sean fruto solo de la información generada por los cálculos de probabilidades en la red. Estos y otros derechos y deberes figuran en la primera Constitución de internet, aprobada por el Parlamento italiano. La iniciativa fue presentada en 24 países europeos y el próximo noviembre será llevada al Internet Governance Forum de Brasil como propuesta para un futuro modelo internacional, aunque se espera que poderosos grupos de presión intenten bloquearla.

Tim Berners-Lee, que hace 26 años creó la web tal como la conocemos hoy (con páginas y enlaces) y la cedió para su uso público, y Stefano Rodotà, exdirector de la agencia italiana de protección de datos y tal vez el máximo experto en internet y privacidad de Europa, la llevarán a Brasil, que ya aprobó hace un año un Marco Civil de Internet que consagraba la red como derecho universal pero que regulaba sobre todo las relaciones comerciales y las interferencias de las empresas estadounidenses tras la polémica generada por el caso Snowden y las escuchas del Gobierno de EEUU a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.

SIN PRESIONES La presidenta del Congreso de Roma y principal inspiradora política de la iniciativa, Laura Boldrini, defendió al presentar el texto que "no se puede dejar la web en manos de los poderosos", es decir, los gobiernos, las operadoras y grupos de presión como las operadoras audiovisuales y las grandes multinaciones de internet --Google, Facebook, Apple, Amazon...--.

La Constitución que propone Italia garantiza los mismos derechos reconocidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU y de la UE, "que constituyen los principios básicos con los que se equilibran los demás derechos" y que deberán ser acogidos en las legislaciones de los países. Entre ellos figura que "el acceso a internet es un derecho fundamental", que no debe entenderse solo con la simple conexión, sino como la opción de navegar "siendo a consciencia de los derechos y libertades" de los usuarios.

SIN RESTRICCIONES El "acceso" comporta la libertad de decidir con qué dispositivos, sistemas operativos y aplicaciones, por lo que las autoridades deben intervenir para superar eventuales disparidades y permitir la libertad de elección del usuario.

La red debe ser neutral, o sea, sin discriminaciones, restricciones o interferencias, lo que lleva a proteger los datos que permiten averiguar la identidad de la persona, los dispositivos que utiliza y su perfil. "Toda persona tiene derecho a acceder, rectificar y cancelar sus datos por razones legítimas" y el almacenamiento de esta información "debe ser limitado por el tiempo necesario". La idea inicial de que nadie debía imponer reglas a la red porque era suficiente su autogobernación fue desmentida "por atentados a la libertad y la prepotencia de demasiados intereses", según Rodotà.