Había muchísima expectación mediática. Dos años después de que el vuelo número 9525 entre Barcelona y Düsseldorf se estrellase en los Alpes franceses causando la muerte de 149 personas, el padre de Andreas Lubitz, copiloto del avión y señalado como "único responsable" de la tragedia, ha comparecido este viernes ante los medios para criticar la versión oficial de los hechos. "Nuestro hijo no sufría depresión en el momento del accidente", ha remarcado Günter Lubitz.

Acompañado de sus abogados y de Tim van Beveren, periodista experto en aviación que les asesora, Lubitz padre ha contradecido el informe final que la fiscalía de Düsseldorf presentó el pasado enero en el que se apuntaba al "episodio psicótico depresivo" sufrido por su hijo como causa. "Andreas Lubitz nunca estuvo hospitalizado en un centro de tratamiento psiquiátrico", ha asegurado Van Beveren, quien ya había trabajado en la investigación de otros siniestros aéreos. Según su versión, el único tratamiento hospitalario que el copiloto había recibido en su vida fue cuando le extirparon las amígdalas de pequeño, descartando así lo que apuntan los fiscales. Frank Palmer, abogado de la familia, también ha asegurado que el primer informe que recibieron descartaba que Lubitz sufriese una depresión permanente.

El experto en aviación ha puesto en duda la credibilidad de un informe alemán que considera precipitado y lleno de inconsistencias. Así, considera que la tragedia de Germanwings es un caso excepcional porque "las autoridades se centraron en el suicidio y dejaron de lado aspectos técnicos relevantes". En este sentido, ha asegurado que Lubitz no buscó reiteradamente en Google los términos "suicidio" y "puerta de la cabina" como apunta la investigación.

DUDAS DE LA VERSIÓN OFICIAL

Por otro lado, Van Beveren también duda del apartado que apunta que Lubitz alteró el curso y la altitud de la nave para llevar a cabo su cometido suicida en tan solo dos segundos, algo que ha considerado imposible. El experto también ha reiterado que la investigación oficial no demuestra que Lubitz cerrase la puerta de la cabina con llave y que el piloto podría haber accedido a esta parte de la nave gracias a un código de emergencia del que dispondría el avión. Aun así, ha añadido que esa puerta podría haber presentado problemas que solo podrían reparar los técnicos. En ese sentido, se añade que la propia regulación de Germanwings establece que siempre dos personas deben estar al frente de la aeronave.

Sus críticas también han apuntado a la Fiscalía francesa de Marsella, que se apoyó en grabaciones "ambiguas" en las que es difícil reconocer la voz. Así, cree que esos audios solo muestran que Lubitz respiró antes del impacto pero no que fuese consciente de ello. El periodista ha criticado que eso no fue comunicado a los medios de comunicación. Van Beveren también ha señalado a las causas meteorológicas asegurando que las investigaciones oficiales no incluyen datos de la fuerza centrífuga a la que se expuso el avión cuando tuvo turbulencias.

Además de lo que ha tratado de desmentir, Van Beveren ha denunciado que el informe final de la fiscalía no se ha elaborado siguiendo de manera apropiada las normas de Renania del Norte-Westfalia, estado alemán en el que se ubica Düsseldorf. Así, duda abiertamente de la credibilidad de los fiscales que el pasado enero dieron por concluida la investigación, culpando al copiloto como "único responsable" y eximiendo de responsabilidades a la compañía Lufthansa, a los médicos o a la autoridad de la aviación alemana.

SIN VERSIÓN ALTERNATIVA

Van Beveren ha cuestionado la versión presentada por Düsseldorf pero no ha aportado pruebas que expliquen otra versión de los hechos. Así, con su aportación no dicen que Lubitz fuese inocente sino que remarca que no hay pruebas suficientes que indiquen lo contrario. Desde el inicio de la comparecencia, Günter Lubitz ha querido dejar claro que no pretende provocar a los familiares de las víctimas, que calificaron su comparecencia de "irresponsable" y gesto "de mal gusto", sino cuestionar la versión oficial y demostrar han sufrido "una tristeza distinta a la de los otros", la de conocer como poco después de la tragedia se apuntó a su hijo como el culpable.

Alemania ya da por cerrado el caso pero los fiscales franceses siguen indagando en un caso en el que los familiares de las víctimas esperan que se esclarezcan las "causas reales" de la tragedia y se depuren mayores responsabilidades. Por su parte, la familia de Lubitz también proseguirá con su investigación paralela.