Un gran incendio forestal en la región que rodea Berlín puso ayer de relieve los estragos de la sequía que sufre Alemania, tras un verano inusualmente tórrido para esta zona y una ausencia de precipitaciones que han dejado los bosques resecos y los niveles de los ríos a mínimos. Cuando se pronosticaba cierto alivio por la entrada de dos frentes lluviosos, las imágenes de los bosques en llamas y la evacuación de tres poblaciones en el land (estado federado) de Brandeburgo ocuparon la atención informativa.

Unas 400 hectáreas de bosque habían ardido por la mañana, tras declararse a última hora del jueves sucesivos focos de incendio al sur de Berlín, la mayoría de los cuales seguían activos, pese a los esfuerzos de unos 600 efectivos, entre bomberos, voluntarios y equipos de protección civil, informa Efe.

Fueron tres las poblaciones en las que se procedió a desalojar a sus habitantes, una evacuación que tuvo lugar de forma ordenada y sin incidentes, pero a lo largo de la mañana se habían desatado nuevos focos en la región. En lo que va de año se han registrado ya más de 400 incendios en Brandeburgo (en todo 2017 fueron 138), lo que afecta gravemente la economía de un land esencialmente rural y con vastas zonas boscosas. Las tareas de extinción son muy delicadas, ya que en parte del subsuelo siguen enterrados munición y explosivos de la segunda guerra mundial.

La titular alemana de Agricultura, Julia Klöckner, vicepresidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, había anunciado el pasado miércoles un paquete extraordinario de ayudas al campo. En total se destinarán 340 millones de euros para los agricultores afectados por la sequía, de los cuales entre 150 y 170 los aportará el Gobierno federal, mientras que el resto corresponderá a los länder. Se estima que la cosecha caerá esta temporada en un 22% respecto a la del año anterior, lo que, según el sector agrícola, acarreará un volumen de pérdidas de 1.000 millones de euros.

La sequía de ese año fue de consecuencias aún más graves para la parte del país afectada, ocho estados federados, del total de dieciséis länder alemanes. Ahora se han alcanzado «dimensiones nacionales», dijo la ministra, en un verano en que han registrado temperaturas máximas de 38,9 grados, mientras que en algunas partes del país no ha llovido desde marzo. La llegada prematura del otoño hace que sobre el terreno reseco por las altas temperaturas caigan ahora las hojas secas de los árboles, lo que incrementa el riesgo de incendio.