La última sensación adolescente se llama Musical.ly y es una app que permite al usuario grabarse con el móvil mientras baila o simula que canta al ritmo de la música. El playback de los antiguos musicales televisivos, ahora llamado lipsync, se ha convertido en la nueva diversión de chavales de entre 11 y 14 años que versionan cantando y bailando sus canciones favoritas con efectos espectaculares de vídeo. Y está arrasando. Ya está entre las 30 apps más descargadas para Android y las 50 para iPhone en España.

El boom ha sido muy rápido: lanzada en abril del 2014, el pasado junio tenía 130 millones de usuarios registrados (40 millones diarios) en todo el mundo y ahora sus responsables ya hablan de 200 millones registrados. Lograron la viralidad con un truco bien simple: incluyeron desde el principio la opción de compartir los vídeos en Instagram o Facebook (dicen que en Snapchat no es posible técnicamente), y añadieron el logo de la app por defecto. Así, todos los instagramers que lo veían sabían que el vídeo venía de Musical.ly.

«Cada día se crean 12.000 vídeos en Musical.ly. Tenemos un público que por edad está más implicado en redes sociales que cualquier otro», explica Stefan Heinrich, responsable de la app para España y América Latina.

Y es que los vídeos de Musical.ly están pensados para potenciar los recursos del móvil: cámara delantera para autograbaciones, filtros de colores o de caras, timelapse (imagen rápida)… para editar un formato de 15 segundos que se reproduce en bucle. Hay quien le echa paciencia para hacer stop motion (animación plano a plano), como @elkiekoshi, capaz de animar cada uno de los ingredientes de una receta, o @alaliiceofficial, que usa recortables. Muy pocos recurren a editar con programas externos, como la estrella de Vine, Zach King, que acaba de firmar por ellos.

La app se ha convertido también en una plataforma para descubrir música o popularizar artistas. Lady Gaga, Ariana Grande, Selena Gómez o Shakira han accedido a hacer playback de ellas mismas. O la protagonista de Figuras Ocultas, Taraji P. Henson, con más de 10 millones de seguidores en Instagram, que usa Musical.ly para mostrar su faceta más rapera (@iamtaraji).

Hay musers (el nombre de los usuarios) tan curiosos como el perrito @jiffpom, con 8,2 millones de fans (el doble que en Instagram), que aparece con algunos amigos humanos y que es capaz de acumular más de 920.000 likes de un vídeo en el que hace skateboard por casa. O familias ideales como The Supercole, que explotan su parecido con los héroes de Frozen. Aunque la mayoría son chavales imitando a sus ídolos con más o menos gracia.

La red social trabaja actualmente en captar a público más mayor (no admiten menores de 13 años, aunque, como en el resto de redes, no se comprueba) ofreciendo temas más variados. «Alex Zhu, nuestro fundador y visionario, está siempre pensando cómo innovar la plataforma para que siga siendo interesante escuchando a nuestros usuarios, así que acabamos de lanzar las categorías para que se encuentren mejor los temas, como comedia, estilo, deportes, animales o nuevos talentos», añade Heinrich.

BUSCANDO LA RENTABILIDAD / Pero tanto furor adolescente aún está buscando la vía para rentabilizarse. «Todo es aún muy nuevo, y las marcas la están descubriendo, como ocurre con Facebook Live o Instagram Stories. Puede que sea el próximo boom en vídeo, veremos. Aún vamos todos un poco perdidos», afirma Joan Luque, de la agencia de talentos Influency, especializados en instagramers.

Musical.ly no explica su modelo de negocio y confiesa que están «experimentando fórmulas de rentabilidad para los creadores, que son la base de la plataforma». No hay publicidad y no cobran a sus usuarios, aunque estos pueden adquirir unas monedas virtuales en la app (en bonos desde 0,99 euros a 99,99 euros) con las que pueden recompensar el trabajo de los artistas o adquirir filtros y funciones para los vídeos, en lo que parece ser una de las posibles vías de negocio.