Pequeñas muñecas de cerámicas vestidas con trajes tradicionales invaden las casas, templos, comercios y hoteles de Japón con motivo de la celebración hoy del festival "hina matsuri" en honor a las niñas japonesas.

Este festival de las muñecas, una tradición de la nobleza que se popularizó en el siglo XVIII, consistía originalmente en que los padres adornaran su hogares con muñecas tradicionales para pedir que sus hijas crecieran sanas y felices.

Poco a poco estas muñecas de tez blanca ataviadas con vestidos coloridos similares a los que utilizaba la nobleza de la corte Kioto, capital nipona desde finales del siglo VIII hasta mediados del XIX, ha salido de las casas y se pueden ver en muchos espacios públicos, desde colegios a templos pasando por centros comerciales y hoteles.

Una de las muestras más espectaculares es la del hotel tokiota Keio Plaza, que expone hasta el 31 marzo un juego de muñecas del período Edo (1603-1868) rodeadas de una estructura de madera de más de tres metros de altura y decorada con 5.500 adornos hechos a mano utilizando telas de seda de kimonos antiguos.

"Toda esta decoración tiene un significado. Simbolizan el deseo de los padres de que sus hijas crezcan sanas y hermosas, y de que sean felices", explicó a Efe Junko Saito, directora adjunta de Marketing del hotel.

El conjunto de muñecas, conocido como "hina kazari", consta normalmente de diez piezas: una pareja que representa a la familia imperial o a un matrimonio de la alta nobleza, tres cortesanas y cinco músicos colocados ordenadamente de mayor a menor rango sobre una escalera cubierta con una alfombra roja.

Por su parte, el hotel Meguro Gajoen de la capital nipona permite visitar hasta el próximo domingo algunas de las colecciones más antiguas y numerosas el país, con un conjunto que alcanza las 118 muñecas.

La tradición marca que las muñecas han de colocarse días antes de la celebración y guardarse en cuanto termina la jornada, pues existe la creencia de que si no, las niñas no contraerán matrimonio a una edad propicia.

No obstante, la atracción que generan estas muñecas entre nipones y visitantes, lleva a los grandes establecimientos a alargar las exposiciones.

El festival también recibe el nombre de "momo no sekku" (festival del melocotón), porque a principios del mes de marzo florecen los melocotoneros anticipando la llegada de la primavera.