Escoltado por su familia y amigos, Sebastián Palomo Linares, fallecido el lunes a los 69 años, ya es historia del toreo tras un último adiós más de rosa que de luces, marcado por la ausencia de toreros de renombre en su capilla ardiente y la presencia de estrellas del corazón.

Las figuras del toreo, tan solidarias en ocasiones, esta vez no aparecieron para decir adiós a un hombre que fue un grande de la fiesta brava, todo un referente de la tauromaquia y de la vida social española desde la década de los 70. Solo Enrique Ponce, de los toreros en activo, Jaime Ostos, Ortega Cano, Curro Vázquez, El Soro, El Niño de la Capea, Espartaco o César Rincón dieron relumbrón taurino a una capilla ardiente en la que, a pesar de la presencia de otros representantes del toreo, muchos de ellos anónimos para los menos avezados, estuvo marcada por la presencia de otras caras destacadas de la vida social española.

Raphael, Caco Senante, Ana Obregón, Anne Igartiburu, Normal Duval y su pareja Matthias Kühn, Enrique Cerezo, Enrique Cornejo, Pedro Trapote, Marilí Coll o Elena Tablada han sido algunos de los rostros más populares que se acercaron hasta el tanatorio de Alcobendas (Madrid) a dar su último adiós a Linares, fallecido a consecuencia de las complicaciones postoperatorias de una intervención de corazón.

Todos ellos coincidieron en destacar la calidad humana, la vitalidad, la simpatía y la raza de un torero que llevó el nombre de su pueblo natal por bandera, convirtiéndose en todo un «revolucionario» después de forjarse en la profesión a la antigua usanza, es decir, «como maletilla en las capeas y tentaderos que antes se daban en los pueblos», como señalaba Ponce.

También se echó en falta, aunque esta ausencia era más previsible, a su exmujer Marina Danko, con la que estuvo casado 34 años, hasta 2011, como tampoco hubo más representación política que la de la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, además del alcalde de Linares, Juan Fernández, y el exministro José Luis Corcuera.

La casa Lozano al completo, José Luis, Eduardo, Pablo padre e hijo, Luis Manuel y Fernando, familia de empresarios, ganaderos y apoderados, muy vinculados a la trayectoria de Palomo, acompañaron durante todo el día a sus tres hijos, Sebastián, Miguel y Andrés, y a su pareja, la jueza Concha Azuara, presentes en el tanatorio desde primera hora de la mañana.