El argumento del auto de libertad para La Manada que incide en que son suficientemente conocidos para que vuelvan a delinquir ha encontrado una dura respuesta por parte de colectivos feministas de Sevilla. A través de las redes sociales han iniciado campaña para boicotear o aislar a los establecimientos que permitan la entrada a los cinco jóvenes o les ofrezcan trabajo. En algunos bares ya se podían ver este viernes pasado carteles con el lema #Stopmanada y en el que se indicaba que «en este establecimiento no atendemos a violadores», «este es un espacio seguro para las mujeres» o «las mujeres no consumimos en establecimientos donde se atiende a violadores».

También en las redes sociales, se han recogido desde el jueves y hasta el sábado a mediodía, más de 700.000 firmas en contra de la salida de prisión de La Manada. La petición, tramitada a través de Change.org, lamenta que «la sección segunda de la Audiencia de Navarra haya decretado esa puesta en libertad provisional a la espera de que el caso llegue al Tribunal Superior de Justicia de Navarra que debe posicionarse sobre los recursos de todas las partes». Pero «ese tribunal no tomará una decisión hasta el mes de septiembre u octubre», denuncian. Mientras tanto José Ángel Prenda, uno de los cinco integrantes de La Manada condenado a nueve años de cárcel por abusar sexualmente de la joven madrileña durante los Sanfermines del 2016, regresó ayer de madrugada a su domicilio del barrio sevillano de Amate. Minutos antes de las siete de la mañana accedieron caminando a la vivienda tres personas con el rostro oculto con capuchas, según pudo comprobar Efe. Primero llegó una pareja de personas con la capucha puesta y minutos después apareció una tercera persona con una cazadora con capucha y pantalones vaqueros. Posteriormente fueron entrando en la casa, en la que se podía escuchar el ruido propio de una celebración, otras cuatro personas.

En la barriada sevillana de Amate, cuna de La Manada, desde el jueves se estaban viendo muchas caras de alegría a la espera de la llegada de los encarcelados. Llevaban tiempo esperando este momento porque, reiteran, ninguno de ellos «ha hecho nada malo. Así que lo lógico es que regresaran cuanto antes a casa», aseguraba un testimonio.

La presión mediática que tiene el barrio desde que se conoció la noticia de la excarcelación parece haber hecho mella en estas calles y son pocos los que se atreven a hablar, a favor o en contra de los cinco jóvenes. Sin embargo, en eso sí se nota un antes y un después de todo el movimiento ciudadano a favor de la víctima y en defensa de los derechos de las mujeres. Y es que ahora, con una sentencia condenatoria, algunos vecinos sí se atreven a dar públicamente su opinión en contra de que salgan en libertad.

Tras abonar la fianza y recibir la orden del juzgado, además de el Prenda, también Jesús Escudero Domínguez, Ángel Boza, el militar Alfonso Jesús Cabezuelo y el ex guardia civil Antonio Guerrero pueden volver a ese barrio que durante estos dos años les ha defendido. Prueba de ello es la rapidez con que algunas de las familias han logrado reunir los 6.000 euros de fianza, pese a las serias dificultades económicas que sufren algunas de ellas.

Los dos años de prisión preventiva han hecho mella en la familia de todos ellos, por eso algunos de sus conocidos expresaban su alegría porque al fin volverían con sus padres. Pero a diferencia de hace unos meses, ahora ya hay quien se atreve a decir públicamente que La Manada debía seguir en la cárcel. «Me parece indignante», se atreve a esbozar una vecina camino de la compra. A escasos metros, una chica joven no puede ocultar sus dudas entre la confianza en la inocencia del grupo que desprenden muchos y su sentimiento de solidaridad con la víctima. «Si fuera mi hija, sería muy duro que quedaran en libertad», resopla.