La mujer de 63 años que mató en Sevilla a su marido de un martillazo en la cabeza y luego le dio 150 puñaladas dejó escrito en una nota que éste le maltrataba, tras lo cual se ahorcó con un pañuelo que colgó desde el marco de una puerta. El martillazo mortal se lo habría propinado el lunes en su domicilio de la calle Eustaquio Barrón, en el barrio sevillano del Pumarejo, informaron fuentes de la investigación.

Tras el golpe mortal, la mujer apuñaló a su marido en el cuello, los brazos, la espalda y el tórax, luego limpió la casa de sangre, sentó el cadáver en un sofá y lo tapó con una manta "como si estuviera durmiendo la siesta", señalaron las fuentes. Después de cometer el crimen, la mujer ingirió varias pastillas para intentar suicidarse, lo que no logró.

Al día siguiente, la mujer colgó un pañuelo de la esquina del marco de una puerta, se subió a una bombona de butano y se lanzó al vacío provocándose la muerte. Antes de suicidarse, la mujer mató de un golpe a un perro que tenían en la casa y dejó unas notas manuscritas en las que pedía perdón a su hermano y explicaba que había actuado de esa forma porque su marido era un maltratador, añadieron las fuentes. Los hechos se conocieron ayer cuando la hija de ambos avisó a la Policía de que sus padres estaban muertos en su casa de Sevilla, por lo que se personaron en el lugar agentes del Grupo de Homicidios de la Policía de Sevilla.