Un total de 1,5 millones de personas participaron, en estos sanfermines, en alguno de los 425 actos programados por el Ayuntamiento de Pamplona, ciudad de 200.000 habitantes. Los más multitudinarios han sido los fuegos artificiales y la comparsa de gigantes y cabezudos.

El Consistorio de la capital navarra considera que las fiestas se han desarrollado con «una alta sensación de seguridad» gracias a las medidas adoptadas, como la restricción del tráfico en el centro o las jardineras de hormigón para impedir la circulación en vías con numerosa presencia de peatones. Además del nivel de alerta 4, que afecta a todo el país, la notoriedad mundial de las fiestas aconsejó incrementar las precauciones.

El temor a un atentado yihadista se disparó el primer día de fiestas por la acción de un argelino, que coincidiendo con los fuegos artificiales, depositó una mochila en medio del gentío mientras lanzaba gritos en árabe como «Allahu Akbar» (Alá es el más grande). El registro posterior confirmó que no llevaba ningún objeto peligroso. Fue condenado a dos meses de prisión y se ordenó su expulsión de Pamplona durante 16 meses por desórdenes públicos. Finalmente, se ha sustituido la pena de cárcel por una multa de 960 euros.

En lo que se refiere a las denuncias, estas han descendido un 15%: han pasado de las 1.923 registradas en el 2016 a las 1.671 de este año. De ellas, el 61% están relacionadas con hurtos, el 8% con robos y el 3% con lesiones.

Respecto a los encierros, han sido sancionadas 14 personas por incumplir su ordenanza. El más llamativo: un irlandés multado con 1.500 euros por usar un dron para grabar imágenes del recorrido.