Más de 150 niños han muerto intentando cruzar el Mediterráneo desde el norte de África hacia Italia a lo largo de 2017, según estimaciones del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef). El director regional y coordinador especial para los refugiados y la crisis migratoria de Europa, Afshan Khan, declaró ayer viernes que es imposible determinar el número exacto de defunciones debido a que muchos de los niños emprenden la travesía solos y, por lo tanto, nadie denuncia sus muertes.

«Es sumamente preocupante que personas vulnerables, incluidos decenas de miles de niños, estén poniendo en riesgo sus vidas para llegar a Europa a través de rutas increíblemente peligrosas», dijo Khan, quien añadió que «esta es una evidencia más de que cuando las vías seguras y legales para migrar se cortan, familias y niños desesperados van a hacer cualquier cosa para huir del conflicto, la pobreza y la depravación».

Desde que comenzara el año, casi 37.000 refugiados, de los cuales el 13% son niños, han llegado a Italia por vía marítima a través del Mediterráneo central, lo que supone un aumento del 42% en comparación con el mismo período de 2016. Este crecimiento se produce a pesar de los graves riesgos que implica viajar por una de las rutas de migración más peligrosas del mundo. Al menos 849 personas han perecido en el mar a lo largo de la ruta desde enero.

En los últimos días, y con la mejora de las temperaturas, ha aumentado el número de refugiados e inmigrantes que intentan cruzar las aguas del Mediterráneo. Solo durante el último fin de semana, más de 8.300 personas fueron rescatadas de las aguas entre Libia e Italia.

El número de niños no acompañados o separados de sus familias que arriesgan sus vidas en el Mediterráneo también ha aumentado drásticamente. Un total de 1.875 niños llegaron a Italia en enero y febrero de 2017, un 40% más con respecto a la misma etapa de 2016.

DESAPARICIONES / En Praga, el Consejo de Europa alertó ayer del elevado y creciente número de niños refugiados que desaparecen después de llegar sin acompañantes al Viejo Continente, huyendo de las zonas de conflictos, y caen en manos de las redes de trata de personas. Unicef estima que este invierno había cerca de 25.000 refugiados menores no acompañados atrapados en Grecia y los Balcanes. Estos niños están fuera del control de las autoridades «y claramente los traficantes de personas se hacen con ellos, porque son muy vulnerables y pueden ser explotados», explicó el noruego Jagland. «Vivimos hoy momentos difíciles para los derechos humanos», dijo.