Todos los indicios apuntan a que Andreas Lubitz tenía serios problemas mentales y una personalidad obsesiva. Y se sabe que el copiloto que voluntariamente condujo al Airbus A320 de Germanwings directo a los Alpes franceses ocultó un parte médico que le obligaba a estar de baja el día del siniestro. Pero hasta ahora los motivos que le llevaron a actuar como lo hizo permanecen en el resbaladizo terreno de las hipótesis. Su comportamiento sigue siendo un enigma.

En un intento de descifrarlo, la prensa alemana y francesa ofrecían ayer un nuevo goteo de datos, no confirmados oficialmente, sobre el estado de salud de Lubitz. Así, según el francés Le Parisien , el copiloto había sido diagnosticado de Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), para el que los médicos le recetaron Olanzapina, un potente antipsicótico indicado en el tratamiento de la esquizofrenia, episodios agudos de manía y depresiones asociadas al trastorno bipolar.

De manera simultánea, y dado que Lubitz tenía problemas para dormir y descansar correctamente, los especialistas le recetaron Agomelatina, un antidepresivo que puede provocar efectos sedantes. También le habrían recomendado practicar deporte para mejorar su autoestima. Está ahora por ver si el copiloto se encontraba bajo el efecto de alguno de estos fármacos el día del siniestro.

Problemas de visión

Tampoco se descarta que hubiera dejado de medicarse si, como afirma el diario alemán Bild , había en su casa medicamentos sin abrir. De ahí la importancia que cobra la rápida recuperación de los restos mortales de Lubitz y su posterior análisis forense.

Además de sufrir un trastorno psicosomático, como parecen indicar los documentos médicos y los fármacos hallados en el registro de su piso de Düsseldorf y en la casa de sus padres, Lubitz tenía también problemas de visión, según Bild .

El rotativo asegura que el copiloto estaba en tratamiento por un desprendimiento de retina, cuyo origen podía ser tanto orgánico como psicosomático. Lubitz temía por su vista porque, de no superar la próxima revisión médica, podría verse privado de su licencia de piloto que, según el diario alemán, expiraba en junio del 2015.

Esta es también la tesis que sugirió una examiga íntima del piloto, identificada como María W. "Si hizo eso es porque se dio cuenta de que sus problemas de salud hacían imposible el sueño de convertirse algún día en piloto de Lufthansa", dijo la joven azafata. No obstante, ni Germanwings ni los responsables de la investigación han confirmado que la licencia de Lubitz corriera peligro.

Por otro lado, la vida privada y el entorno del joven copiloto son igualmente objeto del escrutinio de los medios. Los británicos The Telegraph y The Mirror , además del Bild , contaban ayer que su antigua pareja, una profesora de secundaria de Krefeld, cerca de Düsseldorf, llamada Kathrin Goldbach, le habría dicho hace unas semana a sus alumnos que estaba embarazada de Lubitz.

La prensa asegura que la relación entre ambos era "intermitente", pero que en los últimos tiempos habían hecho planes de boda. Ambos se conocieron en la adolescencia cuando los dos trabajaban en un Burger King de la localidad de Montabaur. Parece que rompieron su relación durante siete años y luego la retomaron varias veces, pero por ahora todo es fruto de la especulación.

La hipótesis de un desengaño amoroso como detonante del gesto presuntamente suicida de Lubitz carece de momento de elementos de apoyo, según Jean-Pierre Michel, subdirector de la policía judicial francesa y miembro del equipo de investigadores desplazados a Düsseldorf para colaborar con las autoridades alemanas en la investigación.