Servicios sexuales a cambio de alcohol, tabaco o algo de comida. En ocasiones, 15 o 20 euros en metálico. Esa era la tarifa fijada por un mujer rusa que ha sido detenida en Almería por prostituir a su hija de 13 años. La mujer ha quedado en libertad con cargos por abandono de familia y con una orden de alejamiento de sus hijos, mientras que la niña y su hermano pequeño, de 9 años, han quedado en un centro de menores bajo tutela de la Junta. Los agentes han detenido además a un hombre de 59 años, con antecedentes por abusos sexuales a menores, y a un hostelero que contrataba a la niña para su negocio por cinco euros al día.

La investigación policial se inició a mediados de enero gracias al aviso de un particular, que detectó movimientos sospechosos en el edificio donde vive el detenido. Según fuentes policiales, el denunciante observó durante varios días como el hombre entraba y salía de su casa con una niña, algo que le pareció extraño. Tras recibir el aviso, la policía montó un dispositivo. Así se pudo comprobar cómo la menor y su hermano se encontraban sin escolarizar y en estado de abandono, pasando gran parte del día deambulando solos por las calles.

POR COMIDA O ALCOHOL / El seguimiento permitió descubrir que la madre, de unos 30 años, ofrecía la compañía de la niña a hombres a cambio de algo de dinero, comida, alcohol o tabaco. El detenido, de 59 años, era uno de los clientes asiduos, que abusaba de la menor en su casa y a cambio la acompañaba al súper y le compraba comida. «A la madre le parecía perfecto, y cuando [la niña] volvía sin nada, se producían episodios de malos tratos físicos o psicológicos», relata un portavoz policial. El hombre fue detenido en su propio domicilio cuando estaba con la cría, y el juez ha decretado su ingreso en prisión sin fianza por presunta corrupción de menores y abuso sexual. El otro detenido es un hostelero de 32 años y nacionalidad española que la explotaba laboralmente.