Darek Fidyka, un hombre que sufría una parálisis total de cintura para abajo como consecuencia de un navajazo que le seccionó la médula, ha empezado a caminar con la ayuda de un andador gracias a un autotrasplante de células madre obtenidas de su bulbo olfativo, de la nariz, y un posterior proceso de rehabilitación que ahora cumple dos años. Fidyka, de 40 años, fue operado en la ciudad polaca de Breslavia (Wroclaw) por un equipo de neurocirujanos locales, dentro de un gran proyecto encabezado por el University College de Londres (UCL).

Como informó el UCL en un comunicado, Fidyka, que fue agredido hace cuatro años, también ha recuperado parte de la función sexual y del control urinario y puede llevar una vida relativamente normal que incluye conducir el coche. "En mi opinión, es más impresionante que el primer paso del hombre en la Luna", afirmó Geoffrey Raisman, coordinador de la investigación. "Es una sensación increíble, difícil de describir. Es como si naciera de nuevo", declaró Fidyka a la BBC, que ha realizado un documental que se emitió anoche en Gran Bretaña. Los detalles del trabajo se han publicado en la revista Cell Transplantation .

El mismo equipo del ULC tiene ahora en proyecto un ensayo clínico con 10 personas que deberá confirmar si el experimento ha sido fruto de algún azar, una regeneración espontánea, o puede generalizarse a más pacientes. "Obviamente es una noticia extraordinaria, un experimento realizado por un buen equipo que ha pasado todos los controles y que se ha publicado en una revista de revisión, pero hay que ser prudentes hasta que veamos si se puede generalizar", comenta Joan Vidal, jefe de la unidad de lesión medular del Instituto Guttman, de Badalona, quien recuerda que, incluso en el mejor de los casos, habrá que ver si todos los afectados podrían beneficiarse. Michael Arthur, rector del UCL, insiste en el mismo aspecto: "Los resultados son muy esperanzadores, pero se necesita más trabajo para determinar si la técnica se puede aplicar a otros pacientes".

El navajazo que sufrió en el 2010 le dejó a Fidyka una brecha de ocho milímetros en la médula. La recuperación espontánea en estos casos no llega ni al 1% de los enfermos.

CELULAS OEC Para el trasplante, lo primero que necesitaban los investigadores era obtener del propio paciente unas células del bulbo olfativo llamadas células de glía envolvente olfativas (OEC, por sus siglas en inglés) que tienen una gran capacidad de regeneración. Raisman descubrió las OEC en 1985 y 12 años después, en 1997, demostró que podían ser utilizadas para tratar lesiones de la médula en ratas, pero el procedimiento no tuvo el desarrollo esperado por problemas legales y de financiación. Jamás hasta ahora se había probado en humanos.

Fidyka se sometió a una cirugía que le extirpó uno de sus bulbos olfatorios, concretamente el izquierdo, una circunstancia que, de forma sorprendente, no le supuso una pérdida importante de olfato. Luego se cultivaron las células durante dos semanas para producir OEC y, finalmente, estas fueron inyectadas en la médula espinal del paciente. Toda la cirugía fue realizada por un equipo dirigido por Pawel Tabakow, neurocirujano del Hospital Universitario de Breslavia.

Tres meses después, con la ayuda de un fisioterapeuta y unas muletas, Fidyka comenzaba a caminar. "Creo que es realista pensar que un día voy a ser independiente. Lo que he aprendido es que nunca hay que dejar de luchar", declara el paciente. "Es increíble ver cómo la regeneración de la médula, algo que se creía imposible hace años, se está convirtiendo en una realidad", añade Tabakow. "Creo que nos hallamos en el umbral de un avance histórico. Nuestro objetivo ahora es profundizar en este procedimiento para que pueda funcionar de manera general", concluye Raisman.