A cinco días de terremoto en los Apeninos centrales, ya se han abierto dos sumarios judiciales por «hundimientos anómalos». El primero ya se estaba investigando por parte de la fiscalía de Rieti, una de las capitales de provincia interesadas, y ahora se suman a una segunda pesquisa los fiscales de Ascoli Piceno, otra capital afectada.

En ambos casos, según publica la prensa italiana, las empresas de construcción que se adjudicaron en la zona de los Apeninos las obras y fondos antisísmicos proyectadas después del terremoto de L’Aquila (2009) presuntamente no se corresponderían a cuanto debía hacerse. Se trata de empresas ya investigadas en el pasado por haber vencido en subastas públicas con una puja sospechosa a la baja, el pago de comisiones ilegales, la alteración de firmas y, en algún caso, por relaciones transversales con personajes mafiosos.

Ingenieros, arquitectos y especialistas en terremotos han constatado que las casas de los burgos medievales que en las restauraciones y puestas al día habían mantenido los techos y entablados en vigas de madera -como se construía antiguamente- siguen en pie, mientras que se han hundido las que adoptaron techos de cemento armado. «Entramados de cemento, de escudo a ataúd», ha titulado el diario económico ‘Il Sole 24 Ore’.

Un caso aparte lo constituyen las escuelas, hospitales y edificios públicos, considerados como refugios estratégicos en los casos de emergencia, sobre los que debía haber vigilado especialmente el Estado.

Para impedir que se repitan situaciones semejantes, todas las contratas públicas para la reconstrucción pasarán por la criba de la supervisión de la Autoridad Nacional Anticorrupción (ANAC).