El Ministerio del Interior investiga 6.801 desapariciones de personas, de las que 2.749 son de menores y la mitad de esos casos (1.264) son por fuga de centros de acogida. El secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, ha dado esas cifras, actualizadas a 3 mayo de 2018, durante la presentación del informe del Teléfono ANAR para Casos de Niños Desaparecidos 116 000, que recibió el año pasado 1.889 llamadas, que se corresponden a 558 casos de desapariciones de niños.

Nieto explicó que de los casos de menores abiertos, 17 son de alto riego -desapariciones involuntarias y con alto riesgo para su vida-, y destacó que se resolvieron más de 5.000 desapariciones de niños. «Estamos en el camino adecuado», dijo Nieto, quien recordó la importancia de que la denuncia sea inmediata y no esperar a las 24 horas. Destacó que de las 154.000 denuncias registradas en el sistema de desapariciones, 31.445 son de menores.

El Teléfono ANAR para casos de niños desaparecidos 116 000 atendió 558 casos en 2017, un 62% más respecto al año anterior -cuando se recibieron 344 casos- y ocho de cada diez son fugas.

La directora del Teléfono ANAR, Diana Díaz, alertó del incremento de esos casos de fuga, que fueron en 2017 el principal motivo de consulta (79,9%), seguido de sustracción parental (7,5%), menores expulsados del hogar (6,5%), por accidente (4,5 %), menores extranjeros no acompañados (0,9%) y secuestro por parte de terceros (-0,7%). La fundación ANAR atendió 446 casos de niños que había huido de sus hogares o de los centros donde vivían frente a 199 en 2016, lo que supone un incremento del 124%.

VIOLENCIA FAMILIAR / Estas situaciones vienen motivadas principalmente por violencia contra el menor en cualquiera de sus formas: maltrato físico, psicológico, abusos sexual, acoso escolar y violencia de género en el entorno, detalló. También un 6,5% de los casos que conoció la fundación fueron de menores a los que habían echado de casa sus padres.

«Detrás de las fugas nos encontramos con situaciones de alto riesgo, como maltratos, abusos, violencia de género y acoso escolar, entre otros; sabemos que las fugas no son un juego de niños, van de la mano de situaciones de vulnerabilidad; poder atenderles es salvarles de lo peor», destacó la responsable de este servicio.

Respecto al segundo motivo de consulta, el secuestro por uno de los padres, «esta situación genera graves consecuencias en el desarrollo emocional de las víctimas», subrayó Díaz. Se trata de niños de edades muy tempranas (7/9 años de media). Son las desapariciones más prolongadas en el tiempo.

En este sentido, Benjamín Ballesteros, director de programas de la fundación, destacado la importancia de que se sumen más países al Convenio de la Haya sobre sustracción internacional de menores para facilitar la restitución del menor a su país de residencia. De los casos atendidos por ANAR, seis de cada diez eran desapariciones de niñas y la mitad, son menores españoles.

También asistió a la presentación de este informe, en la sede del Ministerio del Interior, Juan Carlos Quer, el padre de Diana, en representación de las familias de personas desaparecidas. Reclamó que en la ley de erradicación de la violencia contra los menores, que se está redactando, se incluyan los casos de desaparición de niños para que las familias puedan contar con las ayudas psicológica y jurídica que precisen a lo largo del «doloroso» proceso de búsqueda.

El teléfono 116 000 es el número armonizado de interés social de la UE para casos de niños desaparecidos en España, gestionado por ANAR desde 2010 y trabaja en red con 27 países. «Es un teléfono que ayuda a pensar cuando desaparece un menor porque la familia sufre un bloqueo emocional ante estas situaciones y le ayudamos orientarse sobre lo que deben hacer», concluyó Ballesteros.