«Un rumor es como un virus. Si estás vacunado, no te hará nada, pero si no pones barreras, te puede infectar», advierte Lola López, comisionada de Inmigración, Interculturalidad y Diversidad del Ayuntamiento de Barcelona. Para combatirlos, desde el consistorio se impulsó en el 2010 la Xarxa Antirumors, una red ciudadana de informadores que se dedicara a rebatir las fake news aplicadas a la convivencia, con cursos de formación de 20 horas y materiales de distribución por las redes sociales, como la etiqueta #Nocomparteixorumors, contra los estereotipos y la difusión de noticias falsas.

La red, para la que se han formado a unas 2.000 personas, utiliza «argumentos y preguntas que hagan dudar a la persona que difunde los rumores», según López. Los atentados del 17-A en Barcelona y Cambrils fueron una prueba de fuego, pero también se evidenció el trabajo previo. «Mientras en la calle había más personas que se manifestaban contra la islamofobia que contra los musulmanes, en las redes sociales había muchos más mensajes racistas, muchas veces desde el anonimato», señala. El impacto de la red, señala López, puede verse en cuestiones como que la inmigración ha dejado de ser una de las principales preocupaciones ciudadanas, según los últimos sondeos.

Varios organismos han alertado sobre la necesidad de educar en la verificación de la información y de legislar sobre la difusión de rumores, muchas veces interesados y pagados, y en el borde de la credibilidad, como se demostró en la campaña de las últimas elecciones en EEUU.

Cortar los bulos

Uno de los últimos ha sido el Consejo de Europa, que junto al consorcio periodístico First Draft publicó a finales de septiembre un informe que alertaba sobre los riesgos de lo que llamaba «el trastorno de la información», en el que instaba a los gobiernos a poner coto a la difusión de bulos. Solo la República Checa ha creado un departamento del Gobierno específico para combatir las noticias falsas que añade además la versión auténtica de los hechos que se impugnan. El Consejo de Europa alerta sobre el auge en Whatsapp y otros sistemas privados de mensajería, «donde es imposible de ver lo que se comparte» y expresa sus temores sobre el aumento de vídeos falsos. Y hay varias campañas para reivindicar la labor del periodismo. La última, de la Unión Europea de Radiodifusión.