El incendio declarado el miércoles en la cumbre de Gran Canaria, que comenzó en la zona lateral derecha del Parador de la Cruz de Tejeda, ha afectado hasta ahora a 2.700 hectáreas de pinares y monte bajo y sigue activo con tres de sus seis sectores estables, aunque no estabilizados. El fuego obligó a evacuar alrededor de 800 personas que residen en alguno de los municipios situados en los 27 kilómetros de su perímetro, a quienes ya se ha autorizado a regresar a sus casas. El Gobierno canarios destacó que lo que preocupa ahora son las rachas de viento de hasta 80 kilómetros que se prevén en las medianías y zonas de cumbre de Gran Canaria, ya que su acción podría reavivar las zonas más estables y empeorar en las que todavía se trabaja con «ataques directos para rematar y anclar determinadas zonas».

María Nieves Monzón, vecina de Cueva Grande, uno de los primeros barrios del municipio de San Mateo, que fue evacuado por el incendio, aseguró que ella y su marido salieron «corriendo con lo puesto» al ver que empezaban a caer cenizas sobre su patio. «Aquello era un vendaval», explica Monzón, que supone que eso fue lo que avivó un fuego que inicialmente no parecía tener mucha importancia, pero que luego se propagó con rapidez, hasta el punto de arrasar 1.000 hectáreas en solo tres horas. Ella es una de las afectadas por el incendio que pasado la madrugada del jueves en el albergue habilitado en San Mateo.