La Iglesia Católica beatificó ayer a 60 mártires de la Familia Vicenciana asesinados durante la guerra civil española en una ceremonia que se ha celebrado en el Palacio de Vistalegre con la presencia de los arzobispos de Madrid, Carlos Osoro, y de Valencia, Antonio Cañizares. Ante más de 3.000 fieles, el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano, ofició la ceremonia y calificó «página oscura contra personas indefensas e inocentes» el período vivido en España entre los años 1936 y 1939, manifestando que no debe olvidarse «para que no se repita una ola similar de odio fratricida».

Amato resaltó que «son 60 los mártires que hoy -por ayer- el papa Francisco eleva al honor de los altares e incluyen sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos», que fueron asesinados «por ser católicos». El Cardenal insistió en que «en aquellos años, abandonada la idea de fraternidad, de respeto a las ideas y a la vida de los demás, en muchos lugares reinaba en hostigamiento y la arbitrariedad más absoluta con el único objetivo de aniquilar a la Iglesia católica». Por ello, «Los lugares de culto fueron incendiados, los conventos clausurados, las escuelas ocupadas y la gente encarcelada y asesinada».