En el 2012 fue condenado a diez años de cárcel Christopher Chaney, que usó datos públicos para piratear las cuentas de correo de 50 famosos del mundo del entretenimiento. En la fase de sentencia se proyectó una declaración grabada de Scarlett Johansson, una de sus víctimas, que se declaró "humillada y avergonzada". Tras aquel caso la revista GQ indagó en el submundo del tráfico de imágenes privadas de celebridades y aseguró que "entre nuevos usuarios e ingresos de publicidad" quienes publican las fotos robadas pueden ingresar hasta 50.000 dólares al día.