Houston continúa anegada una semana después del impacto de Harvey, cuyas inundaciones, las mayores en la historia de Estados Unidos, han dejado más de 30.000 evacuados y casi 50 muertos, además de una inmensa devastación en la costa del estado de Texas. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó ayer a Texas, en su segundo viaje al estado en menos de una semana, para visitar las zonas afectadas por el devastador huracán Harvey, evaluar los daños y comprobar la marcha de las labores de rescate y recuperación.

Acompañado de la primera dama, Melania Trump, asesores y algunos miembros de su gabinete, el presidente arribó a Houston, la ciudad más afectada por las inundaciones causadas por Harvey, un poco antes de las 11.30 hora local (16.30 GMT). Trump tenía previsto reunirse en Houston con afectados por Harvey, voluntarios y autoridades locales, y después se desplazó al vecino estado de Luisiana, donde el ciclón, ya más debilitado, también ha dejado copiosas lluvias, inundaciones y destrucción.

Una semana después de la llegada del huracán Harvey a las costas de Texas, la anegada ciudad de Houston empieza su lenta recuperación con ayuda de voluntarios que en botes y pequeñas embarcaciones asisten a aquellos que tienen sus viviendas bajo el agua.

«Es triste el dolor que causa ver a mucha gente que intenta llegar de regreso a sus casas y se dan cuenta que lo que tanto les costó está en ruinas e inhabitable», relató a Efe Arturo García, un marino mercante procedente de la Isla del Padre, a 250 millas (402 kilómetros) al suroeste de Houston.

García y su vecino James Hagan decidieron responder al llamamiento de ayuda y trajeron consigo un bote de pesca de 12 pies (3,6 metros) de largo con el que en 48 horas rescataron a unas 50 personas. En los últimos viajes están transportando a personas, una a una, de regreso a sus casas para constatar el nivel de desastre, en medio de una «sensación de incertidumbre». «Unos piden que los deje, pero en esta zona aún no podemos hacer eso; otros necesitan constatar el daño en que se encuentran sus viviendas o van por ropa o medicinas», comentó García, quien al cabo de su labor duerme en su camioneta junto a su vecino y se alimenta de «la solidaridad de la gente».

HURACÁN IRMA / Por otra parte, Irma se mantenía ayer como un «poderoso huracán» mientras avanzaba sobre el Atlántico con rumbo al Caribe, con vientos máximos de 110 millas por hora (175 km/h), informó ayer el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de EEUU. El NHC indicó que Irma, el cuarto huracán de la temporada en la cuenca atlántica, está a 2.120 kilómetros (1.320 millas) al este de las islas de Sotavento (Antillas Menores).