El titulo de este articulo no era el previsto. Los desgraciados y tristes acontecimientos ocurridos días pasados me han hecho recapacitar y como consecuencia de ello cambiar "firme baluarte" por el título que encabeza este articulo que es realmente lo que se está cuestionando por algunos medios de comunicación, políticos y organizaciones que se caracterizan por su olvido intencionado de ignorar otras situaciones sangrantes que ocurren a diario tanto en nuestra nación como en otras limítrofes.

Tratan a toda costa de criminalizar las acciones llevadas a cabo en Ceuta por la Guardia Civil, intentando por encima de todo manchar con sus calumnias y mentiras los hechos acaecidos con el resultado de las muertes de ciudadanos subsaharianos que desde suelo marroquí, a un paso del español por la cercanía de sus fronteras, intentaban, creo en conciencia que así era, huir del hambre y la miseria, en pos de un mundo mejor y más humano, donde encontrar quizás aquello con lo que soñaban y nunca van a conocer, al truncarse sus vidas por unas leyes inhumanas que hacen distinciones entre los que somos ciudadanos del mundo, con independencia de donde hayamos nacido.

VALORES Como consecuencia de estos y repito, tristes acontecimientos, nuestra, y nunca mejor dicho, honrada Guardia Civil ha visto cuestionada su honradez y defensa del orden. ¿Quizás se deben estas actitudes a que ha subido el tono de los enfrentamiento entre políticos y algunos medios informativos y otros hipócritas y sectarios mal llamados defensores de los derechos humanos?

Imagínenselo. Los hombres y mujeres de la Guardia Civil nos defienden a pesar de todo lo que nos acontece con una firmeza y responsabilidad absolutamente asumida y poco común. Realizando el quehacer diario, solo entendible desde unos valores y principios imperecederos que hacen de sus vidas un pleno y autentico servicio a la ciudadanía.

Refrendado por el honor y disciplina sostenida. Cohesionada y mantenida entre sus miembros, como hacia el Instituto armado al que pertenece.

Siempre lo sirven por encima de gobiernos, pero sujetos a ellos, pues priorizan la defensa de la comunidad nacional. A ella se deben, por ella viven y sirven, y en ella quieren morir defendiéndola.

Vuelvo a referirme a los hechos antes comentados resaltando en honor a la verdad que, en aquellos fatídicos veintidós minutos, catorce seres humanos perdieron el derecho a vivir muriendo. Así de claro. Pero murieron teniendo como último destino el fondo del mar, en el lado marroquí, que fue donde se produjeron las muertes. La Guardia Civil desde el cumplimiento estricto de su deber y de las órdenes recibidas de sus mandos, emplearon material antidisturbios hacia la playa al prever el intento de su pase por el mar.

Previamente los militares marroquíes intentaron contener la avalancha que mostró una actitud agresiva y violenta contra los mismos siendo agredidos con piedras y palos. En ningún momento el objetivo de los guardias civiles fue alcanzar a ninguno de los subsaharianos, sino hacer visible una barrera para disuadirlos.

Es necesario que por parte de la comunidad europea en la que estamos plenamente integrados se asuma con toda la responsabilidad que ello comporta, que nuestra nación es frontera entre Africa y Europa y paso obligado del hambre a la prosperidad, y que deben por tanto prestar su ayuda solidaria asumiendo la cuota correspondiente tanto moral como económica que les corresponde, arbitrando soluciones necesarias y justas para evitar hechos tan lamentables como los sucedidos que encadenados a otros anteriores constituyen una vergüenza que nos sonroja continuamente y nos deshumaniza como personas.

SU DEBER La Benemérita ha cumplido con su deber como siempre, con valentía, disciplina y honor, no debe ser pues cuestionada ni vilipendiada por ello. Defienden con heroicidad nuestro suelo y fronteras por tierra, mar y aire. Actúan de igual manera en misiones internacionales llevadas a cabo como consecuencias de convenios asumidos por los gobiernos de turno, con impecable servicio y espíritu militar.

Tienen todo el respeto y admiración de los españoles de bien que se enorgullecen, aplauden y vitorean a nuestra Guardia Civil.

Ellos no piden nada a cambio. Reconozcámosles su sacrificio y sangre derramada, su disciplina y honor al menos.