Era un intento de robo más en las calles del centro de Granada, aunque sorprendía la veteranía del asaltante, un hombre de 70 años que se abalanzó sobre su presunta víctima al grito de “te voy a matar”. Pero las pesquisas policiales revelaron lo que en realidad era una venganza por un crimen ocurrido hace 33 años, y que el padre de la menor fallecida entonces trataba de tomarse la justicia por su mano contra el asesino, que cumplió ya su condena de 40 años de cárcel por los abusos y la muerte de la niña, que entonces contaba apenas cuatro años.

El incidente ocurrió a mediodía del pasado jueves. Mientras andaba por la calle, Juan José Fernández se encontró de repente con el asesino de su hija, Enrique Sánchez, de 54 años, y trató de agredirlo con un cuchillo con poco éxito dada su escasa agilidad. La víctima se defendió y logró zafarse del arma blanca, aunque ambos se enzarzaron a golpes. La pelea fue vista por un vecino que alertó de inmediato a la Policía Local. Cuando llegaron los agentes, el cuchillo estaba en el suelo y ambos seguían peleando. El agredido tenía cortes profundos en la mano y una lesión en el tabique nasal, que requirió asistencia médica, mientras que el agresor, que fue detenido, tuvo que ser también socorrido por golpes en la cabeza y cortes, además de un posible infarto.

Libertad con cargos

El supuesto agresor justificó lo ocurrido en que el hombre había intentado robarle y que se defendió, por lo que tras prestar declaración judicial y al carecer de antecedentes penales fue puesto en libertad. La víctima simplemente relató que había sufrido un intento de agresión en la puerta de su casa. El caso fue tratado como una simple riña, pero el diario local Ideal descubrió que entre ambos había una relación familiar y un trágico crimen ocurrido hace tres décadas. El anciano detenido era el padre de María Isabel Fernández Sánchez, una niña de cuatro años desaparecida en 1985 en el pueblo de Huétor Santillán y cuyo cuerpo localizado en un estrecho pozo de tres metros de profundidad en una casa semiabandonada.

El caso, que conmocionó a toda Granada, fue resuelto a los pocos días con la detención de Enrique, que entonces contaba con 22 años de edad y era primo carnal de la madre de la pequeña. Había raptado a la niña delante del establecimiento de sus padres, abusado sexualmente de ella y lanzado inconsciente al pozo, donde falleció ahogada. El joven confesó los hechos y fue condenado a 40 años de cárcel por los delitos de asesinato, tentativa de violación y abusos deshonestos, así como al pago de una indemnización de 12.000 euros que no afrontó al declararse insolvente. Pasó 23 años en prisión, y a la salida de la cárcel regresó a Granada capital, sin querer saber nada de su pueblo natal, donde la familia de la pequeña trató de rehacer su vida pese al dolor de la pérdida. Y sin poder olvidar lo ocurrido.

Según explicó a los agentes, no era la primera vez que tenía un encontronazo con el padre de la menor, aunque nunca presentó denuncias por estas agresiones que no han sido confirmadas por su supuesto agresor. Así, explicó que anteriormente, el hombre le había intentado atropellar, causándole pequeñas lesiones. Y otro día que se cruzaron en un bar, le propinó un fuerte golpe en la cabeza. Ahora, ambos deberán verse de nuevo las caras en un juicio rápido por la pelea.