Alguno sacará el tema. Seguro. Más de un alumno hablará en clase de lo que ha pasado, preguntará a profesores o explicará cómo vivió los atentados de la Rambla de Barcelona y de Cambrils del pasado 17 de agosto. Y si ninguno lo hace, no estaría de más que fueran los maestros quienes plantearan el debate en el aula, al menos en el caso de los adolescentes, sugieren pedagogos, maestros y psicólogos.

Aunque el próximo 12 de septiembre, cuando regresen a la escuela, habrá pasado casi un mes desde los ataques, “el suceso fue algo tan próximo a ellos que probablemente seguirá muy vivo y, pese a que quizás muchos ya lo trataron en el mismo momento con sus padres o con los adultos con los que estuvieran pasando las vacaciones, es conveniente que en la vuelta a clase se dediquen al menos unas sesiones al asunto”, señala Ramon Barlam, profesor en el instituto Cal Gravat de Manresa.

“Es absolutamente imprescindible hablar de ello”, agrega Joel Feliu, psicólogo social especializado en temas educativos y profesor en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). “Aunque ya lo hayan tratado en casa, con el jaleo emocional que suponen las vacaciones, es bueno que la escuela también lo aborde y que aporte argumentos diferentes”, defiende Feliu, que advierte de que “lo ocurrido en Catalunya este agosto es algo que puede volver a pasar, aquí o en cualquier otro lugar, y los jóvenes han de tener herramientas para volver a afrontarlo”.

Cuanto antes mejor

“Hay que hablarlo, claro que sí. Y cuanto antes, mejor. No es un asunto que se deba postergar, hay que plantear debates en clase y tratar de convertir lo que ha pasado en una oportunidad”, afirma rotundo Joan Maria Girona, pedagogo que, en su etapa como maestro trabajó en aulas de máxima diversidad social y cultural. “Es una ocasión para que los alumnos hablen de sus sentimientos, que expresen lo que sintieron entonces y lo que sienten todavía ahora: rabia, miedo, odio, impotencia, estima, lo que sea que les venga a la cabeza”, prosigue Girona.

Es, a su entender, un debate ineludible. “Entre otras cosas, porque si no se habla en clase, con el profesor como mediador, es muy probable que el asunto salga en un momento u otro, en el patio, y entonces las discusiones las tengan los alumnos entre sí, sin un acompañamiento adulto”, señala el veterano maestro. “Y eso sería peor”, considera.

“No es un tema que se pueda liquidar con una simple charla, hay que ir más al fondo”, prosigue Ramon Barlam. “Las reflexiones sobre lo ocurrido deberían estar presentes a lo largo de todo el curso, cuando el momento lo permita”, propone este docente de Manresa, que ha sido tutor durante años de aulas de acogida.

Un problema más profundo

El problema, sostiene Joan Maria Girona, “no es que dos niños puedan pelearse porque tienen criterios u opiniones distintas. El verdadero problema es la situación previa que ha generado un ataque terrorista como el que hemos vivido, y para analizar y comprender el fondo de esta cuestión los estudiantes necesitan de la guía de un profesor”, concluye.

El relato será muy distinto según la edad de cada grupo de alumnos. O según la tipología de cada clase (si hay más o menos niños inmigrantes, o en función del origen de cada uno de ellos). “No se trata de ofrecerles una respuesta única y definitiva a sus preguntas, sino de dejarles hablar, de interrogarles y de ir conduciendo la conversación hacia temas como la tolerancia, las religiones, la violencia…”, propone Girona.

Con los niños más pequeños, los psicólogos recomiendan abordar la cuestión dejando que sean los propios menores quienes hagan las preguntas que precisen hacer. Las respuestas, recomienda la Red Nacional de Psicólogos para la Atención de Víctimas del Terrorismo, deben ser siempre “sinceras, honestas, sin rodeos y sin mentiras”. “No está de más, en el caso de infantil o los primeros cursos de primaria, que el maestro les pregunte si están inquietos o preocupados por algo”, opina Joel Feliu. “Pero yo no soy partidario de sacarles el tema si no son ellos los que preguntan por ello”, añade.

Si llega el caso, conviene “utilizar un lenguaje sencillo y sin exceso de dramatismo” y “evitar expresiones del tipo: ‘Tranquilo, que esto nunca va a suceder aquí’”, recomienda la red de psicólogos especializada en víctimas de terrorismo. Los menores han de saber, sin embargo, que los adultos no siempre van a tener una respuesta a sus interrogantes. Tampoco es aconsejable, dice la entidad, “ir más allá de lo que los niños quieran saber”.

Claustros preparados

Con los más mayores (a partir de quinto de primaria, por ejemplo), los atentados pueden tratarse “en las clases de tutoría, en las del área de ciencias sociales”, sugiere Girona. Tras el atentado del club Bataclan de París, en noviembre del 2015, Barlam introdujo el asunto en clases de lenguas y propuso a sus alumnos que escribieran pequeñas frases -de 140 caracteres, como Twitter- explicando qué pensaban sobre lo ocurrido.

“Todos los profesores han de prever que el tema saldrá en un momento u otro y han de estar preparados para dar respuesta a las inquietudes de sus estudiantes, y esto no solo implica a los tutores de cada curso, no se les puede dejar solo a ellos esa responsabilidad”, avisa Feliu. También los especialistas de Historia, de Economía, de Ciencias Sociales han de ser hábiles y han de estar preparados para responder y contextualizar lo que ha pasado, propone el profesor de la UAB.

“Y si se encuentran con que alguno de sus alumnos realiza comentarios xenófobos o islamófobos, que opten por demostrarles lo equivocados que están con buenos argumentos, no con prohibiciones o castigos, porque eso puede llegar a ser contraproducente”, recomienda.

“Está claro que los claustros de profesores vamos a tener que hablar estos días sobre el tema, con mayor o menor intensidad, para prepararnos ante lo que puedan plantear nuestros alumnos”, admite Barlam, que como el resto de docentes catalanes se incorporó este viernes a su centro educativo.

La Conselleria d’Ensenyament recuerda, en este sentido, que los profesores tienen su disposición materiales como el protocolo genérico contra el odio y la discriminación, “además de los planes de convivencia de cada escuela e instituto, en los que se establecen actividades para desarrollar con los estudiantes”.

Algunas ideas didácticas

Un debate necesario en todas las aulas

"¿Quiénes son los malos?", le preguntaron a Joan Maria Girona unos alumnos tras los atentados de la discoteca Bataclán de París. "Dejé que reflexionaran y que extrajeran sus propias conclusiones", recuerda el docente. La mayoría de aquellos niños, alumnos de distintas procedencias, dedujeron que el problema eran los radicalismo. ¿Qué pasa en los colegios donde apenas hay presencia inmigrante? ¿Y si los padres no quieren que se hable más del tema? "Hablarlo es bueno para todos y necesario, siempre respetando todas las identidades, claro", replica Ramon Barlam.

Utilizar materiales periodísticos

"Somos muchos los docentes que trabajamos en clase con artículos de prensa para tratar temas de actualidad, es una herramienta que nos permite generar debates y, a la vez, desarrollar la comprensión lectora de los estudiantes", señala Ramon Barlam, profesor del instituto Can Gravat de Manresa. Una de las imágenes de estos atentados, la realizada por el fotoperiodista Jordi Cotrina y en la que se ve el imán de Rubí recibiendo un abrazo de Javier Martínez, padre de un niño de tres años muerto en el ataque de la Rambla, encaja con esta metodología, destacan los expertos.

Los padres de Xavi Martínez, el niño de 3 años muerto en el atentado de la Rambla, abrazan al imán de Rubí. / JORDI COTRINA

Implicar a las familias de los estudiantes

"A partir de las conclusiones de los debates organizados en clase se pueden montar actividades de todo tipo, como murales y pequeños textos, en las que es recomendable hacer también partícipes a padres y madres", propone Ramon Barlam. "La implicación de las familias es fundamental en estos casos", destaca el profesor, que considera muy importante ayudar (sobre todo) a las madres de estudiantes inmigrantes, "para que sepan cómo hacer el acompañamiento educativo de sus hijos. Ya no solo en temas como este, sino en otros muchos de su vida escolar", destaca.