Un fuerte terremoto, de magnitud 7,1 en la escala de Richter, sacudió ayer el centro de México y causó al menos 224 muertos. El servicio sismológico nacional informó de que el temblor tuvo su epicentro a ocho kilómetros de Atecingo, en el estado de Puebla, pero con repercusión en la capital del país, situada a 120 kilómetros. El gobernador del estado de Morelos informaba anoche (hora española) que más de 50 personas habían fallecido en su zona, a las que había que sumar hasta ese momento otras cinco en el estado de Puebla.

Se da la circunstancia de que el seísmo se produjo el mismo día en que tenía lugar el 32º aniversario del devastador terremoto que mató a 10.000 personas en la capital mexicana en 1985. Y apenas dos semanas después del que sacudió los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco en la noche del pasado 7 a 8 de este mes. Aquel seísmo, de magnitud 8,2, se cobró la vida de al menos 98 personas.

Los residentes en la capital, que protagonizaron escenas de pánico, pudieron notar cómo se movían los edificios y algunos testigos y afectados ya hablaban anoche de derrumbes parciales en los inmuebles. El alcalde, por su parte, aseguró que había personas entre los escombros. Los medios de comunicación locales informaban de que varios edificios se habían incendiado tras el temblor, algunos de ellos con personas en su interior, y que había muchos coches destrozados por los cascotes desprendidos. También hablaban de cortes en el servicio de suministro eléctrico, en las líneas telefónicas así como fugas de gas.

El aeropuerto de México capital interrumpió anoche toda su actividad. También el servicio de metro, aunque de forma parcial. Las actividades escolares quedaron suspendidas hasta nuevo aviso, al igual que la sesión bursátil de la capital, con el principal objetivo de salvaguardar la seguridad.