La explotación de los recursos minerales del espacio es desde hace décadas un motivo recurrente en la ciencia ficción, pero todos los proyectos para construir naves con este fin habían sido hasta ahora meras conjeturas. En los últimos años, sin embargo, diversas empresas han anunciado programas espaciales que podrían cambiar la situación. La nueva fiebre del oro ha comenzado.

En agosto, Moon Express recibió la autorización de la Agencia de Aviación estadounidense para convertirse en la primera compañía privada que se posa en la Luna. Si se cumplen las previsiones, una nave con un robot capaz de desplazarse por la superficie lunar será lanzada a finales del 2017. Sin embargo, lo más interesante es que la empresa ya anuncia un posterior viaje de ida y vuelta en el que confía en traer rocas a la Tierra.

La misión servirá ante todo para confirmar que empresas están en disposición de iniciar la explotación de los recursos del espacio. El rendimiento es otra cuestión. De hecho, el único material potencialmente rentable en la Luna es el helio-3, un isótopo del helio muy escaso en la Tierra que podría utilizarse para plantas de fusión nuclear como el ITER. «La Luna es difícilmente habitable, pero puede aportar algunos recursos con una explotación robotizada. Quizá en unos años tengamos noticias», considera Fernando Rull, investigador del Centro de Astrobiología de Madrid (INTA-CSIC) y de la Universidad de Valladolid.

ASTEROIDES / La Luna es atractiva por su cercanía, pero los ojos de los mineros del espacio están puestos esencialmente en los asteroides. Aunque son particularmente abundantes en el territorio comprendido entre Marte y Júpiter, muchos tienen órbitas que les llevan a pasar por las vecindades de la Tierra. En ellos podría ser más fácil aterrizar que en la propia Luna «puesto que no tienen impulso gravitatorio», explica Joan Pau Sánchez, investigador de la Cranfield University, en Londres, que ha realizado diversas simulaciones sobre cómo capturar asteroides.

Si los asteroides son interesantes es porque en ellos abundan algunos elementos que en la superficie de la Tierra son escasos, como el platino, el iridio o el osmio, así como algunas tierras raras como el disprosio y el neodimio, cuyo precio sube año tras año ante la demanda de la industria de la electrónica, la joyería, la odontología y los semiconductores. Como recuerda Sánchez, «esos minerales también se encuentran en la Tierra, pero en el proceso de formación acabaron atraídos hacia el núcleo del planeta y ahora no son fácilmente accesibles». El Planetary Science Institute, una institución sin ánimo de lucro, estima que un asteroide metálico de unos 500 metros de largo tiene el platino equivalente a todo el metal extraído en la historia de la humanidad.

Sin embargo, quizá el mayor interés por los asteroides estriba en que pueden contener gran cantidad de agua, según han confirmado en los últimos años diversas observaciones y el análisis de meteoritos caídos en la Tierra, explica Josep Maria Trigo, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio de Barcelona.

COMBUSTIBLE / ¿Y por qué es interesante el agua? En primer lugar, del agua se podría obtener hidrógeno, ideal para la propulsión de naves espaciales. Actualmente, uno de los obstáculos que frena la exploración espacial es precisamente la gran cantidad de combustible que los cohetes necesitan para superar la gravedad terrestre. En cierta manera, los asteroides podrían funcionar como gasolineras donde repostar.

Los asteroides también serían claves para mantener a las poblaciones humanas. El agua se emplearía para beber, higiene y riego, así como para la obtención de oxígeno. Asimismo, los asteroides son también una potencial fuente de hierro, níquel y otros metales que podrían servir para construir estructuras.

Moon Express no es la única compañía inmersa en la fiebre del oro espacial. También a finales del 2017, Deep Space Industries tiene previsto lanzar una sonda llamada Prospector X que evaluará diversas tecnologías de acceso a un asteroide. Planetary Resources está desarrollando tecnologías que le permitirán comenzar a explorar asteroides a partir del 2020. Según Joan Pau Sánchez, no obstante, la minería espacial solo tiene sentido si el objetivo final es construir colonias en el espacio.