Cuando le empezaron a hacer las pruebas para descartar la temida palabra, Esperanza Aguirre (Madrid, 1952) reaccionó con incredulidad. "Seguro que están extremando las precauciones porque soy presidenta de la Comunidad de Madrid", pensó. Lamentablemente se equivocó. El diagnóstico llegó pocos días después: cáncer hormonal en el pecho izquierdo. Tenía 58 años.

- ¿Cómo empezó todo?

- Un domingo, después de un fin de semana haciendo deporte con un sujetador especial, sentí un poco de dolor. Fui a la ginecóloga para comentárselo y ella me pidió una mamografía. Después me pidieron una biopsia... El doctor me dijo que era cáncer y que había que operar. Esa fue la única vez que lloré.

Esta escena ocurría en febrero del 2011. Solo tres meses después tocaba celebrar elecciones autonómicas, un dato que Aguirre da enseguida en la entrevista. Ella ya había tomado la decisión de volverse a presentar a la presidencia de la Comunidad.

- ¿Y me darán quimio?, le pregunté al doctor. Y me respondió: "No creo que haya un solo oncólogo que te vaya a librar de la quimio". Pensé que se había acabado mi vida política y que no iba a poder afrontar una campaña electoral en esas condiciones. Recibí el diagnóstico con esperanza, porque tenía muy interiorizado que si se coge a tiempo el cáncer se puede curar, pero el procedimiento para curarme me parecía incompatible con una campaña electoral. Tenía que elegir entre curarme y la política y era evidente que iba a elegir curarme.

En la sanidad pública, le extirparon el tumor ese mismo mes y después le dieron "16 o 18 sesiones de radioterapia". "Por suerte, el doctor se equivocó y no hizo falta quimioterapia", explica. La ahora portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid habla de su enfermedad con mucha serenidad en su despacho de la calle Mayor, pero hay algo que no se puede quitar de la cabeza. Ella, que toda la vida había sido consciente de lo necesaria que es la prevención, había fallado.

- Me reproché a mí misma el no haber ido durante dos años a hacerme la mamografía, porque mi tumor medía 1,8 centímetros. Seguramente habría medido menos si me la hubiera hecho el año anterior.

- ¿Siempre había ido a las revisiones?

- Siempre. Quizá porque antes de casarme me hicieron la primera mamografía y me encontraron un bultito que mi ginecóloga de entonces me aseguró que era benigno. Siempre he estado muy dispuesta a hacer prevención.

La noticia de que Aguirre podía estar enferma llegó a varias redacciones y un domingo por la noche algunos periodistas llamaron a su jefa de prensa para preguntar si era verdad que tenía cáncer. La entonces presidenta de la Comunidad de Madrid decidió que quería ser ella la que lo confirmara y pensó que podía intentar servir de ejemplo. Al día siguiente, lunes, inauguraba una carretera en Alcalá de Henares. Un buen lugar como cualquier otro para hacer el anuncio.

- ¿Cómo vivió las horas siguientes a hacer pública la noticia?

- Antes de salir para esa carretera llamé a Mariano Rajoy y le dije lo que tenía y que creía que me iba a curar, pero que estaría de baja algunos días. El anuncio fue 'trending topic' en Twitter. Entonces llevaba siempre dos teléfonos móviles y me acuerdo de que mis nueras se tuvieron que poner a responder los mensajes. Fue un apoyo importantísimo la primera noche después de haberlo anunciado.

Aguirre cree que acertó al hacerlo público y se enorgullece de que el número de mamografías en la comunidad creciera "el 20%" los meses siguientes. Pero entiende que haya personajes públicos que decidan vivir la enfermedad de manera privada. Asegura que la edad y el tipo de cáncer tienen mucho que ver. "Es comprensible que haya quien no quiera mostrar sus desgracia. Por la razón que sea", comenta. "Si en vez de tener 58 años hubiera tenido 38, mi visión habría sido otra".

- Ha demostrado que le gusta su trabajo porque un año después de curarse dejó el Gobierno madrileño pero en el 2015 volvió a presentarse a unas elecciones al ayuntamiento. ¿Pesó mucho en su decisión de abandonar la Comunidad el haber pasado la enfermedad?

- Lo hice porque pensé que elegir el momento en que uno deja la política es muy bueno, normalmente es por cosas negativas porque los electores te rechazan o porque ha habido un terrible accidente. Pensé que era el momento oportuno, con el PP con una mayoría absolutísima a nivel nacional, en la región habíamos ganado en 174 de los 175 municipios de la Comunidad y en la Asamblea teníamos 14 escaños más que PSOE, IU y UPD juntos. Pero sobre todo pesaron las razones personales. Yo tenía nietos y el cáncer me había afectado mucho la jerarquía de valores. Yo ya llevaba muchos años y tenía derecho a disfrutar de ellos.

-¿Qué les diría a los enfermos que están pasando por ello ahora?

-Que hay que luchar. Una de las preocupaciones que yo tenía es que el cáncer repite. El jefe de oncología del Hospital Gregorio Marañón me dice siempre: "Pues si te vuelve a dar te lo vuelvo a curar". Y eso me da una tranquilidad enorme, porque ahora tengo otra amiga que ha recaído. Ahora voy a ir a la revisión; por primera vez me toca anual, y voy a ir para que, si me ha vuelto a dar, me lo vuelva a curar.