Chile también ha comenzado a escarbar en el pasado de colegios que los Hermanos Maristas -una organización religiosa con centros educativos en 79 países de los cinco continentes- construyeron en América del Sur para expandir su obra y evangelizar a su población. Y ha encontrado lo mismo que ocultaban estas escuelas en Cataluña: abusos sexuales a incontables niños que se sentaron en los pupitres de sus aulas.

Tras el escándalo de pederastia destapado por El Periódico de Cataluña a comienzos del 2016, que se saldó con 12 profesores denunciados por delitos perpetrados contra una cuarentena de alumnos de tres colegios maristas de Barcelona y Badalona, la realidad que aflora ahora en Chile demuestra que, a pesar de mediar un océano como el Atlántico, en las escuelas españolas y chilenas ocurrió algo demasiado parecido. La impunidad de la que gozaron los docentes para atrapar a las víctimas y el silencio que impuso la institución para proteger su reputación en lugar de proteger a los menores se repiten. El balance provisional chileno ya se acerca al español.

Según fuentes judiciales, portavoces de la orden marista y víctimas entrevistadas por El Períodico, actualmente ya son al menos siete los hermanos religiosos investigados por delitos cometidos -en cinco centros distintos- entre 1970 y 2010. El total de exalumnos que han denunciado abusos supera la treintena, un balance que convierte este caso en el más grave conocido hasta la fecha en Chile. Cuatro de los profesores sospechosos son hermanos maristas de origen español: Abel Pérez (19 víctimas), José Monasterio (2 víctimas), Adolfo Fuentes (2 víctimas) y Jesús Castañeda (1 víctima). El resto son hermanos, chilenos: Luis Cornejo (8 víctimas), Armando Alegría (1 víctima) y Luis Izquierdo (1 víctima).