Después de años de advertencias sobre los riesgos de las consecuencias que un enfrentamiento como el que se vive en su región natal tendría en toda España, ahora se confiesa desolado ante el nivel de enfrentamiento que se ha alcanzado en Cataluña. “Lo que está pasando es terrible. Es un desquicio que en medio de Occidente, en un sitio tan maravilloso como Cataluña, se esté inoculando tanto odio. Lo que veo es a la gente con rencor y odio reconcentrado. En un lado porque se ha promovido, pero también en el otro porque la gente ya no puede más”.

Malet admite que ya no existe ningún tipo de interlocución entre el mundo empresarial y el Gobierno de la Generalitat, pues esta última sólo habla con aquellas empresas que respaldan sus políticas. Es más, no ve ningún punto de acuerdo a partir del que negociar. “Estoy en estado de shock. Nunca pensé que vería a chavales dándose de leches en la calle. No es momento para ser feliz. Ni optimista”, asegura.