Esta protección de las identidades de los acusados y la línea argumental de la defensa, que llegó a presentar informes de detectives sobre la vida de la víctima y que mostró imágenes de la víctima que había colgado en las redes sociales, provocó una reacción ciudadana en la calle y en las redes sociales ante lo que se vio como una revictimización innecesaria de la joven, que supuestamente debía explicar la resistencia, la magnitud del trauma y su vida personal para probar el delito.

La Audiencia de Navarra, ante la expectación mediática y la presión social que se ha producido durante la celebración del juicio por este caso, accedió finalmente a abrir las dos últimas sesiones a los medios de comunicación. Sin embargo, no se ha permitido que se grabaran imágenes para asegurar la protección de la víctima y los acusados. La vista ha estado rodeada de una gran polémica, además de cuestionarse que fuera casi todo el juicio a puerta cerrada.

Muchos vecinos y familiares de Tres Barrios-Amate, la barriada sevillana de donde proceden los cinco acusados que se han sentado en el banquillo, cerraban filas en torno a ellos y restaban importancia a su carácter pendenciero que les había llevado incluso a detenciones anteriores. La Audiencia de Navarra también pidió que no se divulgara la identidad de los enjuiciados ni los nombres de los cinco acusados, una medida que se ha considerado inusual por parte de algunos juristas consultados.