Las previsiones más prudentes, las que hablaban de que este brote de ébola podía llegar a provocar unas 1.500 muertes, como apuntó a principios de este mes Josep Maria Jansá, responsable del área de inteligencia epidemiológica del Centro Europeo de Prevención de Enfermedades, el organismo de vigilancia infecciosa y salud pública de la UE, quedaron ayer superadas con la confirmación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que ya son 1.552 las personas que han fallecido en Liberia, Sierra Leona, Guinea y Nigeria por la enfermedad. La misma OMS, que también alertó de la velocidad "alarmante" con que se están produciendo los contagios, estima que el brote puede haber alcanzado a 20.000 personas en los próximos seis meses.

El pronóstico es, cuando menos, aterrador. Los registros de la OMS revelan que, en las últimas tres semanas, el número de nuevos infectados ha aumentado en un 40%. "Estamos ante la emergencia sanitaria más difícil y más compleja que hemos tenido que afrontar en los últimos años", reconoció ayer Bruce Aylward, director general adjunto de la OMS. Lo hizo en una comparecencia en que presentó la hoja de ruta que, según los expertos de este organismo, habría que seguir para conseguir atajar la epidemia en un plazo de entre seis y nueve meses.

"Es una previsión brutal, pero no es en absoluto catastrofista. Al contrario, consideramos que se ciñe bastante bien a la realidad, a lo que está ocurriendo en los países afectados", concuerda José Antonio Bastos, presidente de la delegación de Médicos Sin Fronteras (MSF) en España. La organización cree que, lejos de controlar la epidemia, la situación en África "se está yendo cada vez más de las manos, porque las organizaciones que trabajan sobre el terreno están llegando al límite de su capacidad".

¿HASTA CUÁNDO? "Ahora mismo, es prácticamente imposible predecir siquiera si estamos en el culmen, en el punto más alto de la epidemia. Ni la propia OMS se atreve a hacer una previsión exacta sobre cuándo podría estar el brote bajo control", admite José Luis del Pozo, epidemiólogo y especialista del Área de Enfermedades Infecciosas en la Clínica Universitaria de Navarra. El médico, que ha trabajado en varias campañas sanitarias en países africanos, recalca lo difícil que es "controlar una enfermedad a la que ni tan solo se pueden poner cifras, porque sigue habiendo muchos casos ocultos y no existe un sistema de salud suficientemente preparado para llevar el control de los que sí se tratan". Faltan infraestructuras muy importantes, sí, pero también "materiales de higiene básica, sueros para hidratar a los enfermos, productos hemáticos para las transfusiones...", prosigue Antoni Trilla, también epidemiólogo, en su caso en el Hospital Clínic de Barcelona.

ENSAYOS EN HUMANOS / Mientras la OMS y los epidemiólogos trataban de sacudir ayer las conciencias occidentales, un grupo de investigadores de EEUU anunció que, a partir de la próxima semana, comenzará a ensayar en humanos una vacuna experimental contra el ébola, para hallar un método seguro y fiable que detenga la propagación del virus. Las pruebas se realizarán en el Centro Clínico de Bethesda, a las afueras de Washington, a 20 adultos voluntarios, sanos, a los que se les inyectará la vacuna en el brazo con el objetivo de comprobar si es segura y si además genera la respuesta inmunológica que debería.