El ahorro de energía, calculado en unos 300 millones de euros, es el motivo principal del cambio de hora del próximo fin de semana, pero cada vez más voces cuestionan esa medida con el argumento de que la luz que no se usa a primera hora del día se gasta por la tarde debido al atardecer más temprano. La directiva europea que obliga a los Estados miembros a la modificación horaria persigue igualmente un ahorro energético a través de la reducción en el consumo de iluminación que, en el caso de España, alcanza el 5 % según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía. Se trata de una cifra equivalente a unos 300 millones, de los cuales 90 millones corresponden al consumo doméstico: unos seis euros por hogar.

Aunque existen diversos informes que defienden la eficacia de esta medida, también hay otros que la cuestionan y que llevaron el pasado miércoles a más de 70 eurodiputados de distintos grupos a impulsar una moción para acabar con ella en Estrasburgo, aduciendo que el cambio genera no sólo problemas económicos sino de salud entre la ciudadanía. En España, el equipo de meteorólogos del portal Eltiempo.es también considera el ahorro energético como «relativo», pues la luz que no se emplea a primeras horas del día «al final la gastamos -al menos, en parte- con los atardeceres más tempranos», ya que «en muchos hogares se vive más bien durante la tarde». Así lo recalca la meteoróloga Mar Gómez, quien cree que con los actuales sistemas de iluminación, «automáticos y más rentables», podría replantearse la estimación de ahorro que se maneja en la actualidad, así como la verdadera necesidad de cambiar el horario dos veces al año. Algunas organizaciones ecologistas tampoco están convencidas de la eficacia de este medida.