Había dos factores que pesaban sobre Magentí, que lejos de confesar durante la declaración, afirmaba que ni siquiera estaba allí cuando se cree que Marc y Paula fueron asesinados, durante la tarde del 24 de agosto, cuando desaparece la señal de los teléfonos móviles de las víctimas. El primero es que se trataba de un hombre con antecedentes violentos; había asesinado a su mujer con una escopeta de caza. Por este crimen fue condenado a 15 años por la Audiencia de Girona, de los que cumplió 12 interno en prisión y 3 más en libertad condicional. Durante ese juicio se le diagnosticó un trastorno mental que la sentencia tuvo en cuenta como atenuante.

El segundo factor que pesaba sobre él es que los investigadores tenían claro que buscaban a un hombre que conocía bien el pantano de Susqueda. El coche de Marc y Paula fue hundido en un lugar de acceso complicadísimo. Quien condujo hasta allí lo hizo porque sabía que por allí podría acceder hasta una zona del pantano de aguas profundas. Un pescador, como Magentí, encajaba en el perfil.

Magentí asesinó a su exmujer, de la que se acababa de separar, cuando regresaba de un curso en Girona. Le esperó en el interior de un vehículo, aparcado en la calle Riu Ter, y, cuando la mujer llegó a su altura, le disparó. Le descerrajó tres disparos con la escopeta, que impactaron en el costado izquierdo y la hicieron caer al suelo. Recargó entonces la escopeta con otro cartucho de perdigones que llevaba en su bolsillo y efectuó un nuevo disparo contra el cuerpo de la mujer, que impactó sobre su espalda. La víctima quedó gravemente herida y murió mientras le trasladaban al hospital de Girona. El 2 de octubre, la víctima había denunciado ante los mossos que el agresor la amenazaba con matarla si no reanudaba su relación con él.