Un currículum ciego, es decir, sin fotografía, sexo, nombre y apellidos. Es lo que tratará de promover el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a través de un «programa piloto» para luchar contra la discriminación laboral y promover la paridad entre hombres y mujeres. Fuentes del ministerio dirigido por Dolors Montserrat, que no han avanzado más información al respecto, aseguran que este proyecto estará listo en unas «dos o tres semanas».

Países como Francia, Alemania, Reino Unido, EEUU, Países Bajos, Suecia y Finlandia han ensayado diferentes medidas para garantizar la igualdad en la contratación. Su objetivo es esquivar la discriminación no solo de sexo, sino también por raza, origen o religión. Por ejemplo, el Ayuntamiento de La Haya (Holanda) ha comenzado recientemente a promover currículums sin el nombre y el país de origen del postulante para que no salgan perjudicadas las personas de minorías étnicas.

La primera vez que Dolors Montserrat habló de esta medida fue en la Comisión de Igualdad en el Congreso de los Diputados de diciembre pasado. La presentó como parte del plan de lucha contra la brecha salarial. Todas las entidades interrogadas consideran insuficiente la medida que pretende ensayar Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en España. La creen una tapadera que oculta una situación a la que el PP, consideran, no está haciendo frente: España es el sexto país de la UE con la mayor brecha salarial de género, según datos de Eurostat publicados el año pasado con motivo del Día de la Mujer. Esto significa que las mujeres españolas ganaron en el 2014 un 18,8% menos que los hombres (la media en Europa es del 16,1%).

NO SON PRIORITARIOS / «Los currículums ciegos no son la primera medida que se debe aprobar para romper la brecha salarial», explica Fina Rubia, presidenta de la Fundació Surt, que trabaja por la equidad de género. Lo principal, en su opinión, debería ser «incidir en los convenios y en las empresas», así como introducir las cuotas de género en las mismas. «Los procesos de selección deben ser sensibles con el género», afirma Rubia y, en este sentido, apunta a una de las problemáticas que encierra el currículum anónimo: aunque este no contenga información susceptible de ser interpretada discriminatoriamente, tras él hay una entrevista personal en la que los candidatos quedan al descubierto y en la que sí se producen sesgos. «Esto es una medida pantalla para no entrar en lo que es importante», se queja Rubia.

«Todas las medidas encaminadas a luchar contra la discriminación nos parecen muy bien. Pero la de los currículums ciegos, por sí sola, es insuficiente», cuenta Rosa Durango, responsable de Empleo y Formación de la Federación de Mujeres Progresistas. «Hay que ir más allá y trabajar en los procesos de selección, donde sigue habiendo preguntas discriminatorias a mujeres, como si tienen pareja o si desean tener hijos», dice Rosa Durango.

En las últimas décadas se han llevado a cabo diversos estudios que probaban que existen prejuicios a la hora de analizar los currículums de hombres y de mujeres. El más reciente fue uno de la Universidad de Stanford (California) publicado en el 2012, en el que 127 personas recibieron varios currículums idénticos en los que solo variaba el género del nombre del solicitante (John y Jennifer, en función de su sexo). La gran mayoría de hombres y mujeres seguían recompensando en mayor medida a John que a Jennifer, pese a que sus méritos eran los mismos. Los participantes en la prueba ofrecieron un salario inicial de 26.500 dólares al año para ella y de 30.200 para él.

Otros ejemplo viene de las Islas Británicas. En Londres, una persona con un nombre de origen cristiano puede tener el triple de ofertas de entrevistas de trabajo en el Reino Unido que otra con uno musulmán, según un estudio elaborado por la cadena británica BBC. Para su experimento, los responsables del programa Inside Out London enviaron los currículum de dos candidatos llamados Adam y Mohamed, ambos con idénticas cualificaciones y experiencia, aunque les pusieron esos nombres ficticios, a cien ofertas de trabajo. Adam recibió 12 solicitudes de entrevista y Mohamed solo cuatro, destacó la investigación de la BBC.