El pantano de Susqueda ha devuelto a la superficie los cadáveres de dos personas que había escondido entre sus aguas. Todos los indicios apuntan a que los cuerpos recuperados este martes son los de Marc (23 años) y Paula (21 años), la joven pareja del Maresme que desapareció el 24 de agosto. La confirmación oficial llegará cuando se practique la autopsia a los dos cuerpos este miércoles en el Instituto Legal de Girona. La primera fase de las tareas forenses será la de su identificación. A estas alturas, que no fueran ellos los fallecidos, es algo que nadie se plantea.

Según fuentes cercanas a la investigación, los cadáveres estaban desnudos y presentaban signos de violencia. El hombre estaba maniatado y al menos uno de los dos cuerpos había sufrido agresiones en la cabeza. Durante la autopsia se podrá concluir con más detalle si sufrieron otras agresiones. A simple vista puede no resultar sencillo comprobarlo, dado que los cuerpos han estado un mes entero debajo del agua.

El organismo se descompone de un modo distinto cuando se encuentra en un entorno con poco oxígeno, como es el caso del agua. El cuerpo entonces produce gas y se hincha. Este proceso provoca que vaya ganando volumen con el paso de los días. Por eso los ahogados, que al principio se hunden, terminan regresando sin ayuda hasta la superficie. Otra de las explicaciones que el inspector Jordi Domènech, desplazado a Susqueda tras el hallazgo, dio a los medios de comunicación para razonar por qué han aflorado ahora los cadáveres es el descenso del nivel de agua del embalse.

FLOTANDO / Ella estaba flotando sobre la superficie y él ha aparecido dentro del agua pero apoyado contra una de las paredes del pantano. La zona, la riera de Rupit, es de difícil acceso. Los buzos han estado buscando los cuerpos de Marc y de Paula durante días en el fondo del pantano. Trazaron un perímetro que dibujaron partiendo del punto en el que habían aparecido el coche Opel Zafira y el kayak que cargaron para practicar en el embalse.

El vehículo -hundido a siete metros de profundidad- tenía una piedra sobre el acelerador y la canoa estaba pinchada, semihundida porque alguien la había cargado con piedras. Cuando aparecieron el coche y el kayak, para los investigadores la desaparición se convirtió en un crimen porque comprendieron que ambos habían sido hundidos deliberadamente.

A partir de ese instante, los submarinistas de los Mossos d’Esquadra, de la Guardia Civil y de los Bombers de la Generalitat redoblaron la intensidad con la que estaban escudriñando el fondo del pantano. La búsqueda la hacían palpando con las manos el relieve del lecho. Según explicaban al salir de cada inmersión, a pocos centímetros de la superficie, la oscuridad era total. A los 12 días de la desaparición de los dos jóvenes del Maresme, se suspendió el dispositivo de búsqueda, pero la unidad subacuática de los Mossos se quedó en el embalse.