La Audiencia de Barcelona ha condenado a 66 años y medio de cárcel a Francisco Javier Corbacho, conocido como el violador del Eixample, por cuatro agresiones sexuales a mujeres entre los años 2004 y 2016. El reo cumplirá un máximo de 20 años y podrá pedir permisos de salida desde los cinco.

En su sentencia, la sección 21ª de la Audiencia de Barcelona dio por probadas cuatro de las cinco violaciones de que la fiscalía acusaba al procesado, violador reincidente, pero le absuelve de una quinta agresión sexual a una mujer estadounidense, que regresó a su país sin que el juzgado le tomara declaración. La sentencia condena al violador, que cuenta con un antecedente por abusos sexuales, por cuatro delitos de agresión sexual, tres de ellos con la agravante de reincidencia, y otros tres de robo con intimidación, y le obliga a indemnizar a las víctimas con 110.000 euros en total, por los daños morales causados, dado que todas ellas sufrieron trastornos de estrés postraumático y secuelas psicológicas a raíz de las violaciones.

El condenado, sostiene la Audiencia, abordaba en la calle o en el portal de la vivienda de las víctimas, siempre mujeres jóvenes, a las que violaba y robaba sus pertenencias, amenazándolas con objetos punzantes, destornilladores o cuchillos.

La sala condena al violador a penas máximas por varios de los delitos que se le imputaban, al tener en cuenta la «especial reprochabilidad» de sus actos y la «reiteración» de los mismos en un método que «se repite en serie». Sin embargo, la Audiencia rechazó la petición de las acusaciones de que se apliquen los beneficios penitenciarios al total de la pena impuesta al procesado -66 años- en vez de a los 20 que cumplirá de forma efectiva, y establece que a partir de cinco años entre rejas pueda solicitar permisos de salida, que siempre dependerán de que el centro penitenciario las autorice.

Corbacho, que previsiblemente iba a cometer otra violación cuando fue detenido, perpetró tres de las agresiones mientras tenía suspendida -por un plazo de dos años- la condena a ocho meses de cárcel. Asimismo, la sentencia da un varapalo a la instrucción del caso, por haber permitido que una de las supuestas víctimas regresara a EEUU sin que ni siquiera se le pidiera una dirección donde localizarla.