El día después del funeral de Estado y de recuperar el último cuerpo de las 43 víctimas del derrumbe de un puente en Génova, la ciudad italiana empieza a preparar el lento camino para recuperar la normalidad. Los equipos de bomberos dieron ayer por finalizado su trabajo en la búsqueda de vehículos atrapados entre las toneladas de cemento del viaducto y ahora el área tendrá que ser liberada de todos los escombros ya que están deteniendo el curso del río Polcevera. Todo este material será sometido a la inspección de la magistratura que está conduciendo la investigación, ya que será indispensable para saber las causas del derrumbe.

El fiscal jefe de Génova, Francesco Cozzi, aunque no quiso hablar del caso, expresó su dificultad «a la hora de aceptar la idea de que el tema de la seguridad de las carreteras pueda estar en manos de privados». Un mensaje al Gobierno italiano que ha dado toda la responsabilidad del derrumbe a la concesionaria Autostrade per L’Italia, encargada del mantenimiento de esa autopista. Ahora la atención se concentra en las cerca 600 personas que fueron desalojadas de once edificios que se encuentran justo bajo lo que queda de viaducto y que deberán ser derruidos. El presidente la Región Liguria, Giovanni Toti, y el alcalde de Génova, Marco Bucci, entregarán hoy las primeras once casas.

Toti anunció que antes del 20 de septiembre se podrán dar otras 40 viviendas y a finales del mes otros 100 apartamentos que desde este lunes comenzarán a ser reestructurados y prometió que en ocho semanas todos los afectados podrán tener una casa.

El Gobierno italiano movilizó otros 28,47 millones de euros que servirán para «la viabilidad alternativa (al viaducto), potenciar el sistema de transportes y para localizar viviendas para las familias que han tenido que abandonar sus casas».