Joakim Robin Berggren, un ciudadano sueco de 32 años, ha estado a punto de provocar una tragedia esta mañana en Barcelona. A las 10.30 horas ha robado un camión cargado de bombonas de gas butano en el barrio del Poble Sec y ha emprendido una enloquecida carrera que ha terminado accidentadamente en la salida 22 de la ronda litoral, a través de la que pretendía entrar en la arteria en dirección contraria. En su huida, el vehículo ha recibido siete disparos de la policía.

Por ahora se desconoce la intención que le ha empujado a hacerlo. Pero se descarta que el hombre guarde relación con ninguna organización yihadista. El detenido no tiene antecedentes penales en España y, según ha apuntado el comisario de los Mossos d’Esquadra en Barcelona, Juan Carles Molinero, llevaba pocos días en la capital catalana. No iba armado y en el bolsillo llevaba el pasaporte.

Berggren ha sido detenido tras chocar en esta salida de la ronda con tres coches que, circulando en la dirección procedente, se han encontrado de frente con el vehículo. Las colisiones "fronto-laterales" han conseguido que el camión de butano quedara detenido contra la pared del acceso. El hombre ha salido de la cabina y en ese instante tres agentes del grupo de motos de los Mossos se han abalanzado sobre él para reducirlo. "Estaba muy alterado y se ha resistido todo lo que ha podido", ha subrayado Molinero.

Tras la detención ha sido trasladado a un centro médico para ser evaluado. El Ministerio de Interior ha explicado que se trata de una persona que cuenta con antecedentes psiquiátricos. A la revisión médica que se le ha practicado le seguirá un arresto en los calabozos y, en los próximos días, un juez decidirá si entra en la cárcel preventivamente.

PERSECUCIÓN DE ALTO RIESGO

Berggren ha entrado en la cabina del camión de butano mientras el repartidor se encontraba entregando una bombona a un vecino. Las llaves estaban en el contacto. Sin ninguna oposición, ha arrancado el vehículo. Desde la calle de Lafont ha bajado por la de Vila i Vilà, golpeando a un taxi. El taxista, al ver que no se detenía, lo ha seguido tocando el claxon. En el parque de las Tres Xemeneies ha girado hasta la avenida del Paral·lel. Un agente de la Guardia Urbana de Barcelona ha dado la voz de alarma al contemplar la escena compuesta por un camión de butano huyendo a toda velocidad con el taxista pisándole los talones.

Tres agentes del grupo de motocicletas de Barcelona, que han escuchado el aviso por la radio, se han incorporado a la persecución desde la plaza de Drassanes. En esta rotonda el camionero ha intentado tomar la salida de la Ronda Litoral pero un embotellamiento le ha cortado el paso. Ha maniobrado y ha escogido un carril de servicio, restringido a la circulación, del Port de Barcelona.

Lo perseguían los tres motoristas de los Mossos y dos de la Guardia Urbana. En cada banda rugosa perdía bombonas que salían disparadas a causa de la velocidad que llevaba. Un agente de la policía municipal ha podido adelantarlo en este tramo. Unos metros más adelante, ha dejado la moto, se ha puesto delante y, pistola en mano, le ha ordenado parar. No ha servido de nada. El policía ha disparado con su pistola contra una rueda y ha tenido que saltar a un lado para evitar su atropello.

SEIS DISPAROS DE LOS MOSSOS

Pocos metros después, en la plaza de Pau Vila, agentes antidisturbios ubicados en este punto dentro del dispositivo antiyihadista, que también se ocupan de la venta ambulante ilegal, han tratado asimismo de detenerlo. "La plaza estaba llena de paseantes" que han sido apartados por los policías, ha destacado Molinero.

Cuando ha llegado el camión, el semáforo de peatones estaba en verde que cruzaban por el paso de cebra. Los antidisturbios, desde la calzada y con el camión acercándose frontalmente, han dado otro alto que ha sido desobedecido. También han tenido que "apartarse" para no ser atropellados. Estos agentes han efectuado seis disparos con subfusil "contra el motor del vehículo y contra la luna delantera de la cabina". La intención "no era matar al conductor sino detener la marcha desbocada que llevaba", aclaran tanto Molinero como el jefe de la Guardia Urbana, Evelio Vázquez. Tampoco han sido suficientes.

EN DIRECCIÓN CONTRARIA

La calle a partir de la que se accede a la Ronda Litoral poco después de la plaza de Pau Vila ya estaba cortada por la Guardia Urbana. Posiblemente por eso el camionero ha seguido girando y ha cogido la calle siguiente, la de Doctor Aiguader, en dirección contraria. La intención era la misma, llegar a la Ronda Litoral. En este tramo, los agentes que lo perseguían han detallado que todos los coches que se han topado con el vehículo de frente han tenido que "esquivarlo". El conductor, que iba "obsesivamente hacia delante", "no ha hecho ningún gesto para evitar la colisión frontal".

Al llegar a la altura de la salida 22 de la Ronda Litoral, la ha tomado en sentido contrario y ha chocado contra tres coches. Estos choques, sumados a los disparos que han impactado en el motor, han conseguido que se detuviera. El sospechoso ha salido de la cabina y los Mossos han saltado sobre él.

La huida ha durado unos 10 minutos y ha recorrido menos de 3 kilómetros. Ha requerido una coordinación contrarreloj entre Mossos y Guardia Urbana. Los agentes que han intervenido, según Vázquez y Molinero, han asumido un riesgo elevado para detenerlo. El camión ha perdido más de 50 bombonas de butano durante el camino. Dos de estas han herido de poca gravedad a dos peatones, un hombre y una mujer.

La carrera del camionero kamikaze, cargado de gas butano, ha terminado 20 metros antes de entrar en la Ronda Litoral en dirección contraria. La acción ha puesto en la retina de todos los ciudadanos los ataques de Niza o Berlín, sendas matanzas que fueron perpetradas por un conductor que embistió a multitudes. El final, por fortuna, ha sido radicalmente distinto: cero víctimas.